Nicolás Jaula

4 de abr de 20221 min.

El desprendimiento

Por Nicolás Jaula

Cuando despertó, ya se había ido. Solo quedaba un muñón rosáceo y ligeramente traslúcido que sobresalía del borde de la camiseta de su pijama. No percibía dolor, posiblemente por el shock, pese a que la herida era reciente y se notaba la carne palpitante.

¿Por qué se habrá ido?

Pese a la separación, aún podía sentirlo, arrastrándose por el asfalto, hirviendo por el sol de la mañana. Sus yemas ya estaban lastimadas, probablemente por el peso de llevar a cuestas el resto del brazo.

Pasaban las horas y la conexión se desvanecía.

¿Era por el tiempo transcurrido o por la distancia?

Buscó fotografías en distintos álbumes y se lamentó por siempre posar con el brazo izquierdo dentro de la bolsa del pantalón o el abrigo.

Transcurrieron las noches y el vacío se incrementaba. El hueco que sentía en el estómago le hizo temer que esa fuera la siguiente parte de su cuerpo que se desprendería.

17