Nicolás Jaula
Cervezas y desamor

La escena es la siguiente: un bar oscuro y semivacío; dos amigos reunidos para hablar de desamor, con 6 botellas de cerveza frente a ellos, 4 de ellas vacías.
-Todo comenzó por internet, güey" -le dijo uno al otro. Al parecer ya todas las historias de amor comienzan por internet. Le describió a la chica en cuestión como alguien alta, de piel blanca, ojos grandes, brackets y labios gruesos. La había conocido 4 meses antes y habían estado hablando durante semanas. Pasaron de los mensajes privados de tuiter a las llamadas convencionales por teléfono, atravesando por los clásicos mensajes en whatsapp.
-Todo iba bien, conociéndonos, haciendo bromas, recomendándonos libros y películas, pero luego no se qué pasó -finalizó con desconcierto.
-¿Y luego? -le cuestionó el amigo para motivarlo a que siguiera con la historia. Este le contó que después de un par de semanas decidieron salir para conocerse en persona.
-Estaba súper nervioso, de hecho hasta estaba temblando cuando nos saludamos. Ya nos habíamos dicho que nos gustábamos por teléfono, pero de verdad que esta chica me fascinaba tanto que me ponía así de idiota.
El amigo no lograba entender mucho la historia, y en el fondo ni le interesaba, pero era su responsabilidad escucharlo como amigo, recordó.
-La cita fue bien, aunque nos llovió y tuvimos que meternos a una plaza comercial, en donde pasamos el tiempo platicando. Yo había decidido no dar el primer paso, para darle oportunidad de arrepentirse. Una hora después nos terminamos besando. Fue bonito, como si yo no hubiera hecho eso con alguien más -comentó, ya sin miedo a parecer excesivamente cursi.
Las cervezas siguieron y las participaciones de los dos amigos en la conversación se hacían cada vez más difusas, lentas e interrumpidas por las idas al baño. El chico contó que la chica ya no había vuelto a contestar sus mensajes desde entonces, no entendía por qué y eso llevaba meses agobiándolo. El amigo siguió escuchándolo, aunque a veces se desconectaba para ponerse a pensar si el desamor se podía medir con vasos de cerveza o la cerveza con historias de desamor.