Por Gabriel Molina
A la luz del alba se distingue su silueta. Fatigada, con un cuerpo que
ya no responde, casi resignada, mira tristemente la destrucción que
dejó el ataque del día anterior. Sin tener un lugar al cual poder llamar
hogar, sin saber si su familia logró escapar o si quedaron sepultados
bajo los escombros, ha vuelto con la esperanza de que todo hubiese
sido solo una cruel pesadilla. La inexorable realidad apremia el llanto.
Las abominables máquinas de acero continúan implacablemente su
avance mientras una sombra humana proclama la victoria clavando
una bandera que promulga “Residencial La Esperanza.
Próximamente.”
Giorgio Von Donninho
Comments