Por Omar Cruz
«Todo el problema de la vida es éste:
cómo romper la propia soledad,
cómo comunicarnos con otros».
—Cesare Pavese
Hay ocasiones en la vida, en las que nos asaltan las inquietudes. A veces, surgen como fuego y perturban nuestro entorno e incendian de todas las formas posibles aquello que nos aturde y nos deja con sensaciones convulsas sobre los caminos que vamos tomando en el andar diario. Dentro de la poesía, las inquietudes tienen otra figura, diríamos quizá; una forma diferente para surgir desde la estética literaria que cultiva el autor, o desde la poética que ha decidido llevar como bandera en este oficio, que en ocasiones, no suele ser tan generoso con el intelectual que es también, un trabajador de la palabra escrita.
Harvid Mejía, creo yo, tiene acceso a través de su poesía a ese fuego que inmola las diferentes maneras en las que se nos presenta el misterio del lenguaje y del «yo poético» que se enternece en este caso; en el arte del amor, el cariño y los senderos de la ternura que nos redirigen a una Ítaca, que es más bien, la fragilidad amasada en versos y posteriormente en la belleza que se desencadena a través de la poesía.
Quizá lo que transfigura y hace diferente la poesía que cultiva Harvid Mejía en «Kyon: los pensamientos y poemas del perro» no es solo la idea del amor que nos expresa, que es después de todo, un sentimiento relativamente terrenal, también hay cercanía con la filosofía de Diógenes y su comportamiento como el de un perro y sus alabanzas hacia las virtudes de los mismos. Lo anterior y que creo yo, le da existencia al título del poemario, quizá tenga su razón de ser en la palabra cínico; nombre que tiene orígenes diferentes asociados a una doctrina filosófica. El primero, viene del lugar en donde el filósofo Antístenes fundó su escuela y solía enseñar la filosofía, que era el santuario y gimnasio de «Cinosargo», cuyo nombre significaría «kyon, argos», es decir «perro ágil o perro blanco». El segundo origen del mismo se asocia más al comportamiento de Antístenes y Diógenes, que se asemejaba al de los perros, por lo que la gente los bautizó con el mote de «kynikos», que es la forma adjetiva de «kyon, perro». Por tanto «kynikos» o «cínicos» serían vinculantes al perro. Esta comparación viene por el modo de vida inusual que eligieron estos filósofos, por su idea radical de libertad, su desvergüenza y sus continuos ataques a las tradiciones y los modos de vida sociales.
Dentro de este poemario, el poeta Harvid Mejía también hace divisiones sobre la manera en la que se puede leer su obra literaria. Es por eso que, encontramos algunas locuciones latinas como «Amor Fati»: en la que el autor se va a un duelo con el destino y le muestra que es capaz de ver las adversidades y otros desafíos como necesarios en la vida diaria, sin esperar un poco de lástima a cambio del dolor y la pena que lleguen a causar de manera constante. Después se nos presenta «Carpe Diem» un tópico literario que nos exhorta a no dejar las cosas para el después y pensar en los riesgos a los que se puede acceder si se piensa que la muerte está a la vuelta de la esquina esperándonos con su guadaña. Luego y quizá cosa extraña o premeditada el autor nos presenta el «Memento Mori» es el culmen de su poesía, el sello con el que el artista espera dar a su obra el empujón hacia lo finito de su vida y hacia lo infinita en que suele convertirse la verdadera y trascendental poesía.
Ya en el campo de lo poético y la construcción literaria, encontramos misterios inherentes que nos trasladan hacia otros lugares como en el poema «Endorfina de amor»: castigado por el deseo de besarte/ me vuelvo preso de la tristeza/ que en mi alma habita/ aquí, el poeta nos muestra su idea radical de amar, arraigada a la presencia de las terribles soledades que lo habitan. Hay también otras cuestiones que preocupan al poeta y de las que toma la influencia de la «Antipoesía»: en la fría y oscura noche/ se escuchan las teclas de un piano desafinado/ teclas que cortan como las navajas/ y hacen de mis ojos aguamarina/ lo anterior, vendrían a ser los fantasmas que van diseñando la vida del poeta y que le atormentan en sus momentos de inspiración y creatividad.
La poesía de Harvid Mejía que transita entre las ideas radicales de los «cínicos», las terribles agitaciones que a su vida entrega el presente y la mirada voraz del mañana, también encuentra otros caminos en los que se expone de manera frágil ante un mundo que, parece ser, está en modo automático y no se detiene siquiera a palpar el dolor ajeno y es por eso que, el autor nos introduce a una parte de su mundo con la metáfora del «Pañuelo usado»: no soy pañuelo desechable/ tengo mis problemas/ también quiero ser escuchado/ en estos versos quizá, se nos presenta la otra visión del autor sobre el artista y, probablemente radique en la necesidad de ser escuchado, algo que nos hace falta en esta compleja posmodernidad.
Así entonces, la poética que cultiva Harvid Mejía se traslapa con el cálido recuerdo del amor, el nostálgico homenaje a los «cínicos» y sus ideas radicales sobre la vida, aunado a esto la visión de sus poéticas que, nos van dejando desde ya su legado literario y quizá, sea por ello, que nos adentre al acaecer de un eterno retorno: «mis puertas están cerradas siempre» pero no, como el de Nietzsche, sino más bien, uno suyo; con la corporeidad y la naturaleza de lo que le agobia y también le acompaña, para luego terminar diciéndonos: «por el candado de la nostalgia» que vendría a ser el retrato épico del poema, que nos guía hacia la palabra casi inmaculada y amasada en la intimidad de una fragua de historias, posteriormente convertidas en versos o parajes legendarios.
BIODATA
Harvid Mejía nació el 25 de diciembre de 2001 en la ciudad de El Progreso, Yoro, Honduras. Un joven artista polifacético cuya pasión por el arte y la creatividad lo ha llevado a destacarse en diversos campos. Su incursión en el ámbito literario comenzó con la publicación de obras como “1804”, un foto libro que ofrece su visión única de la ciudad de El Progreso a través de una colección de 72 fotografías, y «Kyon: Los pensamientos y poemas del perro», un poemario que recopila escritos principalmente poéticos y filosóficos que exploran temas como la vida, el amor y el dolor, dicho poemario fue publicado por la editorial del movimiento «Contra Cultura» en el año 2023.
También es ganador del prestigioso premio TOYP 2024 en la categoría de Logros Culturales. Actualmente, Harvid continúa cultivando su pasión por el arte y la creatividad como estudiante de la licenciatura Animación Digital y Diseño Interactivo en Unitec San Pedro Sula. Además, desempeña el papel de coordinador general en el Movimiento Contra Cultura, mientras sigue explorando su faceta como fotógrafo independiente.
Comments