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La Habitación Roja: Más de 20 años de indie, guitarras y emociones a flor de piel

Foto del escritor: Guillermo Martínez ColladoGuillermo Martínez Collado





Por Guillermo Martínez Collado


Hablar de La Habitación Roja es hablar de la historia del indie en España. Pero, antes de meternos en faena, ¿qué fue exactamente el indie español? Porque hoy en día, cuando dices "indie" la gente piensa en grupos de festivales con camisetas hawaianas y sintetizadores ochenteros. Pero en los 90, el indie era otra cosa. No era un sonido homogéneo ni un movimiento cultural con unos patrones bien definidos. Era una actitud y una manera de hacer las cosas. Eran guitarras ruidosas, fanzines fotocopiados y bandas que sobrevivían a base de furgonetas destartaladas y bocatas de gasolinera. Era hacer discos amateurs con sonidos sin depurar con la actitud de unos chavales que querían comerse el mundo. Pasar de grandes sellos y buscar acomodo en alguna discográfica desconocida que tenía las oficinas en un piso de mala muerte. Eran los tiempos de Los Planetas, Australian Blonde o Mercromina, cuando sonar en Radio 3 era un éxito y fichar por una multinacional era "venderse".


En ese panorama apareció La Habitación Roja en 1995, desde L’Eliana (Valencia), con una receta clara: canciones melancólicas, pero con garra, estribillos que se te quedan pegados y la convicción de que la música es para siempre. Un grupo de amigos que se juntan para tocar y divertirse, a los que les importa más disfrutar el camino que llegar a la meta, que ponen el corazón en lo que hacen. Las reflexiones y las referencias cultas les daba un aire trascendente que no tenían otras bandas. Y han seguido con sus canciones sin importarles el paso del tiempo. Mientras otros grupos han hecho el viaje de ida y vuelta, ellos siguen ahí, sacando discos, llenando salas y escribiendo letras que duelen o sanan (según el día). En 2024 han vuelto a hacerlo con Crear, su nuevo disco, y ahora están de gira demostrando que aún tienen mucho que decir.


Pero no solo han sido profetas en su tierra. En México, el grupo encontró una segunda casa, como tantos otros artistas españoles. No es casualidad: si en España el indie se ha convertido en banda sonora de festivales de postureo, en México sigue teniendo esa magia de resistencia y autenticidad. La Habitación Roja ha cruzado el charco más de una vez, ganándose a un público fiel con canciones que trascienden acentos y fronteras.


Así que, para celebrar su nuevo disco y su incombustible trayectoria, repasamos cinco de sus mejores discos y canciones.


Largometraje (1999) – "Crónico"


El segundo álbum de La Habitación Roja les puso en el mapa. Si no lloraste con "Crónico" en su día, es porque no lo has escuchado lo suficiente. Puro indie noventero: guitarras con eco, un estribillo que te deja el pecho apretado y esa sensación de que la vida es un cúmulo de casualidades mal sincronizadas.



4 (2003) – "La edad de oro"


Con este disco encontraron el equilibrio perfecto entre ruido y emoción. Y si hay una canción que resume su esencia, es "La edad de oro". Pura épica sentimental, de esas que pones en bucle cuando necesitas un chute de nostalgia y electricidad.



Nuevos tiempos (2005) – "Agujeros negros"


Aquí empezaron a coquetear con sonidos más sofisticados, pero sin perder el alma. "Agujeros negros" es el mejor ejemplo: una canción que empieza con suavidad, como si no quisiera molestar, pero que acaba explotando en un estribillo que podrías corear en un estadio lleno de gente sintiéndose exactamente como tú.



Fue Eléctrico (2012) – "Indestructibles"


Si hay una canción capaz de sacarte de la cama incluso en tu peor día, es "Indestructibles". Un tema que parece hecho para los créditos finales de una película en la que el protagonista ha superado todos sus problemas (aunque en la vida real siga teniendo el alquiler por pagar). Fue Eléctrico es uno de sus discos más redondos, demostrando que la veteranía no está reñida con la frescura.



Memoria (2018) – "Madrid"


Con Memoria, La Habitación Roja demostró que, más de 20 años después, todavía tenían algo que decir. "Madrid" es una de esas canciones que resumen la esencia del grupo: melancólica, intensa y perfecta para mirar por la ventana mientras te preguntas en qué momento la vida se complicó tanto.



Después de más de dos décadas, LHR (en argot de fan) sigue demostrando que el indie no es solo una moda pasajera, sino una forma de entender la música (y la vida). Que se puede seguir adelante sin importar las tendencias ni lo que digan los demás. Y que, al final, lo único que queda son las canciones.


Si no los has escuchado, nunca es tarde para empezar. Y si ya los conoces, ya sabes que su música siempre está ahí, lista para hacerte sentir algo.

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