Por Omar Cruz
«El poeta se hace vidente por medio de un largo,
inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos.»
—Arthur Rimbaud
El escritor, es un conjurador que se va forjando frente a la agonía de la página diaria. En cambio, el poeta: es quien se encarga de invocar a los fantasmas y otras inquietudes que lo habitan. En esas dualidades, surge desde la anchura de la palabra escrita y cincelada en los acertijos, en las sombras, en las heridas y en los cuchillos; la inobjetable belleza, amasada en las ciénagas y esculpida arduamente en los sellos espinosos que dan vida a la poesía.
Desde la génesis de este poemario lleno de plegarias, desiertos, amores y de grandes murallas: ya se van concibiendo las entrañas poéticas del autor, que entregadas en el verso se van hilando o «Clareando versos noctívagos» para semejarse a un tríptico, o quizá, a una bestia mitológica, como la quimera, que al juntarse van construyendo una tríada poderosa, que en su aura se ve rodeada de licores, ternura, pasión y algunos desamores.
Es decir, la estética poética que busca cultivar el poeta Selvin Pérez, va más allá de la sencillez y la simpleza de estar atiborrada en lugares comunes y, por el contrario, decide lanzarse a los pantanos, a buscar el dolor que emerge desde las llagas, a los murmullos que se alimentan de su aurora y, de su voz que tantas veces se retrae en la mujer amada que es de quien nos recrea imágenes, que posteriormente se convierten en temibles rugidos de amor, en hidalgos estallidos de lujuria que con el paso de la lectura, se logran insertar en nuestros ojos y nos hacen recorrer las pieles y los caminos que el poeta, en su vida, ha logrado conquistar.
Por otra parte, el poeta no se olvida de hacer mención a la patria: tantas veces explotada, sometida y ultrajada, por el yugo de unos pocos que han hecho de ella; la cuna de la usura y el vil comercio. En este sentido, la voz poética se eleva y posteriormente nos lleva a la infancia, a recordar al padre y, a la madre que en el entorno de lo estético se nos muestran como símbolos sagrados que el poeta sutura en su poesía con respeto, hasta llevarlos por el halado sendero de lo múltiple y convertirlos en lo irrepetible de la creación, es decir, en estampas legendarias que iluminan al niño y al hombre que habita en su memoria.
Es probable que la profundidad de la búsqueda poética de Selvin Pérez en su poemario: «Clareando versos noctívagos» sea la que yace escrita en viejos pergaminos, que emergen quizá del camino de los excesos; mismos que nos llevan a vislumbrar el sufrimiento constante al que es llevado por sus inquietudes literarias y, por las avalanchas de la vida, que siempre lo hacen caer y levantarse, como si este fuera su eterno retorno, pero expuesto sutilmente desde la evocación existencial, que parece, en su poesía, no encontrar diferencias ni tiempo.
En este dosificado poemario existen varios misterios poéticos, que el autor nos va contando con la medida exacta de la arena y el peso interminable de los años. Quiero creer, que el poeta los manifiesta con la intención de llegar a ese margen de la vida en el que las cumbres del oficio se vuelven vertiginosas y lo vamos descubriendo cuando desde su voz poética emerge «Abismo final» y nos dice: «de paso, me empujo al borde del abismo/ hasta el límite del abismal vacío/ ¿tú aguantas? Por respeto/ por valentía/ por respiro/ o por el amor de mamá.» Para luego, seguir instalando un leve retazo de memoria selectiva y expulsar desde su destrucción constante el infinito sendero del «Noctambulo» y nos diga: «quiero olvidarme de quien fui/ resguardarme en mi alcoba/ traer las lluvias tristes/ inventar fantasías/ resucitar el alma.» Aquí, insisto en decir que, el poeta se nos muestra dócil ante la página, pero no pierde esa virtud que emana de su estética literaria, que también guía lo imantado y espléndido de lo que construye.
Así también, se nos revelan desde la poesía del poeta Selvin Pérez, otros misterios poéticos, que emergen de las destrezas literarias que cultiva y que, van dirigidos a la amada con la que hace un «Pacto de seducción» y nos dice: «entonces me observa/ hace la llamada ofuscada/ mientras yo obediente…/ me detengo a explorarla.» Y porque no, seguir replicando ese erotismo misterioso que surge del «Rocío nocturno» e incinera todo a su alrededor: «hoguera de su fuego carnal/ agua y arena de su ser astral/ quiero ser el labial/ que decora su mundo coqueto.» Aquí, la amada se encuentra desconocida ante los ojos del lector, pero explorada tantas veces por el poeta, que es después de todo, el cómplice de sus designios.
La obra de Selvin, rodeada por fantasmas, por sombras, por ciénagas, por hogueras, pasión, erotismo y algunos alfileres encuentra su Ítaca en las voces de los seres que más ama, y se va alzando cuando desde su interior se escucha el retumbar de la plegaria al padre: «pero te pido que seas fuerte/que aguantes unos días/ porque a mí también/ se me va la fuerza/ y sé que si te vas…/ Me vas a llevar contigo.» Y notamos ese desmoronamiento cuando la voz de la madre también se hace presente: «llegué a casa, mis libros van al piso/ mi uniforme a la cama/¿Mamá dónde estás?/ ¿Mamá dónde estás?.../ De pronto, abro los ojos/ enfrente mi realidad/ la realidad es de treinta años más.» En este plano, la poesía, se nos vuelve un ungüento para sanar los males de las creaciones y las destrucciones.
De esta forma, la poesía de Selvin Pérez, se va alzando desde los recovecos más retorcidos hasta las cumbres más altas, para caer y luego elevarse de manera constante, hasta poder mostrarnos que, hay en sus versos, lapidaciones imposibles de retratar y angustias tan grandes como las que hay en el mar y quizá, es por eso, que casi finalizando su poemario nos asalte con una pregunta vital en la naturaleza poética: «¿Qué pasa cuando se acaba el alma?» Dicha interrogante, vendría a ser el último circulo de su obra, ya que en su esencia poética habita la mística de Baudelaire, es decir; llegar a la cima de los misterios poéticos, para luego, con el margen imantado de la vida, volver a surgir desde una ciénaga o desde un amanecer.
Selvin Ariel Pérez Hernández (Esquipulas, Guatemala 1987.) Inicio en el mundo de la pintura a través de las enseñanzas de su Hermano el Pintor Elvis Olinten Pérez Hernández. Desarrolló principios de dibujo, pintura y diseño lo cual le vale poder representar a Centroamérica en la Ciudad de Mérida, España y en el cual fue nombrado como los tres proyectos más emprendedores en el arte a nivel mundial. 2007. Ha participado en Festivales de muralismo en Guatemala, Honduras y El Salvador. En el año 2016 fue seleccionado por la Universidad de New Jersey como mediador para una entrevista sobre “La juventud y sus aportes a la Educación y la religiosidad”. Ha sido jurado calificador en Concursos de Danzas Folclóricas, Teatro y Proyecto cómicos. Conferencista en el “Segundo Festival del Conocimiento de las Ciencias de la Educación” organizado por la carrera de Pedagogía en Administración Educativa y Ciencias Naturales CUNORI Chiquimula en el año 2013. Jurado Calificador en el Primer Festival de Cultura. CUNORI, Esquipulas. 2016. Participación como poeta en el RECITAL POÉTICO “CON TINTA DE PUEBLO” CUNORI, Esquipulas. 2016. Como escritor ha dado sus aportes literarios a Revista Digital CUNORI. Columnista en la revista mensual HOLDEN. Ha compartido talleres de poesía erótica en Quetzaltenango. Ha presentado sus obras en Casa Noj de Quetzaltenango, Guatemala impartiendo el conversatorio sobre “Poetas de Oriente”. Ha participado como invitado al recital de la casa Editorial Alas y plumas “Encuentro con el arte – Poesía y Pintura”. Guatemala. Ha poetizado obras pictóricas de artistas a nivel mundial para pintores de Estados Unidos, Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador, Perú, Italia, India y Sudáfrica. Antologado en el Encuentro Internacional “Espera Infinita”. El Progreso, Yoro en julio de 2024. Certificado de participación en la “Feria Virtual del Libro de la India” contribuyendo a la cultura, poesía y literatura a nivel internacional. Noviembre 2024. Ha publicado tres poemarios: “De mis adentros” en el año 2019, “33 vueltas alrededor del misterioso” en el año 2021, “De verso, En verso, al verso, Con Verso” en el año 2022 y su última publicación “Clareando Versos Noctívagos” en el año 2024
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