Por Guillermo Martínez Collado
Hace poco charlaba de música con un amigo de Madrid. En un ir y venir de canciones y discos que nos gustaban, comenzaron a aflorar los nombres de varios grupos de nuestra quinta, ambos somos nacidos en la década de los ochenta. Mi sorpresa fue mayúscula al ver que el tipo no conocía ninguna de las formaciones que menciono en este artículo. Quiero decir que, más allá de lo alternativos que fueran, los grupos que protagonizaron el revival rock de los 2000 tuvieron su cuota de protagonismo en los medios de comunicación. Fue como si un amante del fútbol no supiera quién es el Ajax de Ámsterdam. Y no es un hecho aislado. Actualmente vivo en una zona rural, no demasiado alejada de las grandes ciudades, donde muy poca gente conoce a estos grupos. Me resulta extraño porque canciones de los Strokes salieron en videojuegos de PlayStation, un tema de los White Stripes es coreado en campos de fútbol de todo el mundo y, bueno, ¿quién no ha escuchado Take me out de Franz Ferdinand?
Es por eso que me planteé escribir sobre este tema pensando en un lector, digamos, no iniciado.
¿Por dónde empezar? El año. El 2000 fue el año del nuevo milenio. Un simple cambio de cifra en el calendario que nos hizo pensar que estábamos más cerca del progreso. Nos sentíamos nuevos. Modernos. En aquella época mis amigos y yo dejábamos atrás el instituto y nos íbamos a vivir a la ciudad para comenzar nuestros estudios universitarios. Deseábamos encontrar el sentido de la vida en alguna de aquellas noches de fiesta que no acababan nunca. Se puede decir sin duda que formábamos parte de una generación predispuesta a lo que se venía.
El rock ya formaba parte de nuestras vidas. Tenía forma de hardcore, como el de los grupos protesta y políticamente activos. Habíamos vivido el grunge y su falta de esperanza. Nos habíamos divertido con el pop punk dirigido a adolescentes. Vivimos todo el auge y caída del brit pop y su actitud snob. Justo en ese momento el nu metal parecía comenzar a desinflarse víctima de un esquema repetitivo. Los nombres sonarán a la mayoría. Nirvana, Red Hot Chili Peppers, Smashing Pumpkins, Offspring, Sum41, Linkin Park…
“Is this it”, de los Strokes, vio la luz en el año 2001, casi simultaneando su salida con el ataque terrorista a las torres gemelas. Algo no carente de importancia, teniendo en cuenta que esta banda salía de la misma ciudad de Nueva York. El disco estaba editado por una multinacional, RCA, y fue un éxito automático de ventas, llegando a los primeros puestos en las listas británicas, y de críticas, copando los lugares de honor en las listas de lo mejor del año en publicaciones clásicas como Rolling Stone. Un triunfo extraño, si tenemos en cuenta que tenía un enfoque menos comercial que otras formaciones rockeras. Lo cierto era que la banda estaba predestinada al éxito. Sus miembros eran parte de la clase alta de la ciudad, y se habían conocido en Suiza, en un internado para chicos de familias adineradas. Sus padres habían sido músicos de éxito o modelos internacionales. Es decir, eran pijos. Y sin embargo, molaban. El sonido sencillo y guitarrero conectaba con una juventud deseosa de pasárselo bien, que parecía rogar canciones de rock que se pudieran bailar en la discoteca. Nadie quería cambiar un mundo que ni siquiera comprendíamos, y nos fascinaban esas letras que hablaban de un Yo perdido que no se entendía a sí mismo, mucho menos a su entorno.
El garaje rock, un estilo totalmente underground de finales de los setenta que se considera precursor del movimiento punk, pasaba por un agujero de gusano de la parte baja de la pirámide musical directamente a la cúspide. La prensa musical los apadrinaba, no tanto por un acto estudiado, sino más bien por su hartazgo con los otros sonidos. Parecía que también estaban deseando ese cambio alegre y enérgico que tanto gustaba a la juventud. La industria comenzó a añadir a sus catálogos a otros grupos que seguían la estela rockera y estos supieron hacerse un sitio. El rock encontró su hueco entre los clubes de mala muerte y las fiestas de la MTV. Comenzaron a desfilar nombres como The White Stripes, The Hives o The Vines. Y el revival de la música garaje dio paso al revival rock y al del post punk. De ahí surgieron también Jet, Interpol, Arctic Monkeys o Franz Ferdinad. La lista sería probablemente interminable.
Fue la última vez que las bandas de rock más o menos agresivo tuvieron algo de influencia en el público generalista y en las nuevas formaciones que surgían por todo el mundo. Manadas de jóvenes que querían "sonar a los Strokes", vestían pantalones de pitillo y se peinaban como si Rod Stewart tuviera un resfriado.
Hay que reconocer que tenían canciones geniales que tardaban pocos segundos en gustar. Clásicos atemporales que no precisaban de un gran esfuerzo para ser entendidas. También es cierto que ese rock se generó el odio de la otra parte, el rock más duro que odiaba a esos chavales pijos y esnobs que se creían mejores que los demás.
Algunos de estos grupos aguantaron un par de discos dignamente, pero en general tuvieron una decadencia más o menos rápida. No contaban con la legión de fans de otros movimientos construidos desde la base para llegar el éxito, como el rap o el pop punk. No hacían nada realmente nuevo ni revolucionario, sino que recreaban algo del pasado y eran continuistas en sus nuevos trabajos. Fueron desapareciendo de las listas de éxitos y de la música de los anuncios. A día de hoy solo radios o prensa muy especializada parece acordarse de estos nombres que un día estuvieron en la cima. La mayoría de los aficionados a la música que conozco no tienen ni idea de quién son los Strokes o Interpol y las nuevas generaciones ni siquiera saben del éxito que tuvo este movimiento revival. El rock ha desaparecido, al menos de momento, de la cultura mainstream. Así que sirvan estos cinco discos que relato a continuación como una pequeña muestra de lo que fue el rock de los 2000.
THE STROKES_Is this it? (2001)
Un grupo de canciones que relataban la vida en Nueva York de unos veinteañeros, devorados por una ciudad tan grande que hace que te pierdas en todos los aspectos. Letras ambiguas que dejaban lugar a la interpretación y unas melodías alegres que invitaban a sonreír de manera ingenua. El magnífico debut de la banda supuso toda una muestra de estilo, un "suenan a los strokes" que se acuñó en aquella época. Con influencias como Velvet Underground o los Ramones, Last Nite, Hard to Explain o la polémica New York City Cops se convirtieron en éxitos instantáneos.
INTERPOL_Turn on the bright lights (2002)
Surgidos en la ciudad de Nueva York, y siempre a la sombra del advenimiento de los Strokes, Interpol apareció como una banda diferente con una propuesta que iba más allá de la de sus contemporáneos. Un sonido más crudo y barroco y unas letras que aún hoy se consideran como las mejores de una generación. La sola presencia de Interpol (siempre vestidos con elegantes trajes) ya hacía sospechar que estabas ante algo diferente. El disco, que se grabó con Matador Records, fue aclamado por la crítica, consiguiendo la máxima puntuación posible en revistas como NME, y logró el récord de ventas para una producción independiente. El sonido hipnótico del grupo comenzaba con la cinematográfica canción Untitled, y su mayor hit fue, sin duda, Obstacle 2.
THE WHITE STRIPES_Elephant (2003)
Grabado con V2 Records, el dúo formado por Jack y Meg White apareció en el momento y el lugar adecuado. Contaban con una trayectoria interesante, dado que su anterior trabajo ya había supuesto un gran éxito para la banda. Acompañados por una peculiar estética, que combinaba sobre todo tres colores, rojo, blanco y negro, y con un sonido crudo basado en lo mínimo para hacer música, este disco contiene uno de esos clásicos que todo el mundo ha coreado, como es Seven Nation Army. Éxito de crítica, disco de platino, top ventas en Estados Unidos y en el Reino Unido, este es sin duda un clásico moderno.
FRANZ FERDINAND_ Franz Ferdinand (2004)
Una obra maestra del punk rock bailable. Una estética cuidada al detalle. Un single inolvidable que se convirtió en éxito al instante. Su único problema fue, quizás, la sobreexposición. Take Me Out, su canción estrella, sonó hasta en la sopa. El sello Domino Records tuvo en esta banda a su gallina de los huevos de oro, con un disco superventas y también aclamado por la crítica. This Fire o Darts Of Pleasure fueron otros hits que no solo sonaban en las habitaciones de los adolescentes, sino que se bailaban en las discotecas de todo el mundo.
ARCTIC MONKEYS_What ever people say I am, thats what I'm not (2006)
El debut más vendido de la historia en su momento. Premio a mejor disco del año. La banda de Sheffield formada por chavales que se conocían del instituto y que saltó de MySpace (sí, existió) al mundo entero. Primer grupo independiente en llegar al número uno con Domino Records. El sonido, aun siendo totalmente garaje, tenía algo nuevo. Las letras, que contaban la vida nocturna y social de unos chavales que vivían en el quinto coño de Inglaterra, tenían ese punto de crónica generacional. I Bet You Look Good On a Dance Floor o Murdy Bum aún suenan alegres, nerviosas y vitales como el primer día. Fundamental.
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