Raquel (Regina Blandón) es una chica de 35 años que desempeña un puesto menor en una famosa agencia de publicidad en la Ciudad México. Cuando su excéntrico jefe la obliga a ella y a sus demás compañeros de trabajo a conseguir 10 mil seguidores en sus redes sociales, Raquel se valdrá de todas las herramientas posibles para conseguirlos, incluyendo el reencontrarse con Cecy (Ludwika Paleta), una antigua amiga de la preparatoria y popular influencer.
Contrario a lo que imaginé, Guerra de Likes de María Ripoll no me provocó algún tipo de sentimiento, ni positivo ni negativo: No da risa, ni enojo, ni asco. Se mantiene mala y aburrida de principio a fin.
Eduardo Cisneros y Jason Shuman (ambos debutantes como escritores de cine) firman un guion lleno de clichés y gags muy pobres (no falta la típica escena de un personaje cayendo accidentalmente a una piscina, chiste usado desde el episodio de El Chavo en Acapulco). La historia resulta poco interesante, pese al recurso de iniciar todo con el final, una fiesta de lo menos espectacular que termina en una pelea entre las protagonistas y un incendio (agárrate, The Hangover).
Las referencias al mundo de las redes sociales y los influencers son de lo más alejadas de la realidad y en ningún momento se mete al terreno de la crítica o la reflexión (Si realmente les interesan estos temas, es mucho más recomendable la película Ingrid Goes West del 2017). Hasta los más ignorantes del tema, como un servidor, sabemos que detrás de las estrellas de las redes sociales existen managers, fotógrafos, asistentes o CM's y millones de pesos. Acá, el personaje de Ludwika Paleta, que presume tener más de 5 millones de seguidores, es asistida en su labor como influencer por la empleada doméstica (clasismo, ¿dónde?). Por cierto, nunca se explica desde cuándo y por qué se volvió tan famosa.
En cuanto a las actuaciones, Blandón y Paleta lo hacen bastante mal, no le imprimen personalidad ni carisma a sus personajes, sin mencionar que no existe química entre ellas. El resto de secundarios, como el de la compañera de trabajo de Raquel (Michelle Rodríguez) o el jefe (Mauricio Barrientos) intentan ser entrañables y robarse sus escenas, pero fracasan. Cabe destacar el cameo de Miguel Bosé, que con los ojos cerrados podemos catalogar como el peor y más triste de toda la historia del cine.
La dirección es como de plantilla y en muchos aspectos nos recuerda a Cindy la Regia, comparación que dista mucho de ser un halago. Al parecer, la directora española María Ripoll se whitexicanizó para no desentonar con el género y el encargo de dirigir una película en México. No hay personalidad, ni propuesta técnica.
Al inicio de esta reseña apunté que Guerra de Likes no me provocó nada, pero me equivoqué. La película genera la intriga de saber a quién se le ocurrió que Regina Blandón y Ludwika Paleta podían interpretar a dos chicas de la misma edad, si en la vida real una tiene 30 y la otra 42. La junta de trabajo donde se eligió al casting sería una película más divertida.
Por cierto, urge que alguien le avise a Amazon Prime, Netflix o Disney Plus (quien ya amenazó con producir a Derbez, Chaparro y Ramones) que el peor lugar para buscar talento es la elite de señores y niños ricos privilegiados.
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