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La mesita del comedor

  • Foto del escritor: Nicolás Jaula
    Nicolás Jaula
  • 8 sept
  • 2 Min. de lectura

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Por Nicolás Jaula


Tras ser elogiada por el mismísimo Stephen King, La mesita del comedor (Caye Casas, 2022) se hizo merecedora del siempre disputado título dentro del cine de terror: “la película más terrorífica del año”. Segundo largometraje del director español —tras la comedia negra Matar a Dios (2017)—, La mesita del comedor transita entre el shock value, el humor retorcido, el terror psicológico y el drama humano.


Y es que, desde su secuencia inicial, la película incomoda con sus personajes, diálogos y con la situación que detona toda la historia: la acalorada discusión de una pareja, dentro de una mueblería, por la compra de una simple mesita de centro. Ese punto de partida, tan cotidiano como absurdo, convierte lo que ocurre después en un hecho tan perturbador que logra instalar un nuevo miedo en nuestra vida diaria.


Pese a recurrir al shock value —específicamente, la tragedia que conecta la fea mesita del comedor con el bebé de apenas unos meses de la pareja—, Casas se detiene a dar profundidad y realismo a sus protagonistas. Con el paso de los minutos, se revela a Jesús, el esposo, como un chavorruco que ha asumido de mala manera la paternidad y el matrimonio, manifestándolo en cada detalle, inclusive en la decisión de comprar el mueble del conflicto. María, en cambio, aparece como una mujer que ha volcado toda su atención en el bebé, desplazando a Jesús de sus prioridades y afecto.


Al situar la historia en el realismo y la cotidianidad, el filme golpea con mayor fuerza en su resolución final, convirtiéndose en un torbellino de emociones e imágenes que transitan de lo violento y grotesco a lo trágico y desolador.


La mesita del comedor es una película que impacta y se incrusta violentamente en nuestra mente, sin necesidad de un gran presupuesto, un elenco reconocido ni efectos especiales. Lo logra recordándonos que el verdadero terror habita en todos los rincones y movimientos de nuestra vida diaria.






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