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  • Foto del escritorFrida Cartas

Los días francos




Por Frida Cartas


El próximo 7 de marzo se estrena en salas de cine “Los días francos” de Ulises Pérez Mancilla, una película donde el público hallará una mirada a la desigualdad social y económica de la vida cotidiana en México… Pero que no es nada victimizante, sino por el contrario es amorosa y entiende un poco más de circunstancias y de contextos. Una película donde los sueños de un par de personajes tienen finales más acordes a las realidades del país. El joven que se va a Canadá en busca de mejores oportunidades laborales, la señora de la tercera edad pensionada que vive sola porque así es el destino injusto de la vejez, la mayor de las veces… El niño que anhela una familia u hogar, con quien sea, pero donde sólo haya más amor y atención. El deseo de una mujer por ser actriz y que no entiende cómo sus demás compañeros sí lograron “despuntar en la industria”, si en apariencia eran iguales y tuvieron un mismo origen. El papel de la maestra, cuya labor comprometida como ya quedan pocas, apuntan no solo a pasar por un salón a cumplir programas y esperar un sueldo, sino involucra prestar atención y afecto a los niños porque hay una relación más humana. Un joven de barrio que no fue a la escuela y como tantos en este país, tiene un empleo con el cual no aspira más que a mantener una vida tranqui y ser un joven que se la pase a gusto consigo mismo…


La cinta, que es la primera de Ulises Pérez como director, también le da un papel relevante a la ciudad, la llamada capital del país, donde la urbanización desmedida y sin traza, apunta a un caos donde quien tiene dinero puede pagar un vaso de agua, y quien no, no sólo se queda con sed, sino tiene que resistir a la carencia, la industria inmobiliaria, gentrificadora, y una historia voraz que come paisajes, construcciones, y personas.


El ritmo de la película es casi relajante, armonioso, ni rápido ni lento, tiene su momento y su encanto, es una cinta redonda, y aunque pareciera que no ahonda, en realidad es el trabajo de quien escribe, de quien musicaliza, y de quien edita, por contar una historia que no canse, porque no es fácil hablar de desigualdad social en una pantalla. Por eso decía que la mirada de la película es amorosa en el sentido que plantea algo que parece trillado y no lo es. ¿Y los sueños de una, dónde quedan? Se oye decir a Amanda la protagonista. Y es justo en la desigualdad que retrata la película donde se van dando contextos y posibilidades a respuestas. ¿Es tarde para alcanzar un sueño? ¿Quiénes sí y quiénes no pueden alcanzarlos, y por qué? ¿Por qué soñar parece una banalidad en un mundo que exige la producción por mera maquila y no como creación humana?


Y tal vez hasta sin proponérselo o pensarlo como tal, esta cinta aborda un tema primordial en el mundo como es el interés superior de la niñez, al rescatar una labor de cuidados asignada históricamente a una figura femenina y que aquí es puesta en un varón. Y eso es muy bello. 


“Los días francos”, como su nombre lo indica, apunta más por la libertad de poder elegir, o buscar cómo realizar sueños y anhelos, y lo hace de una forma que no tiene pretensión de historias instagrameras de riqueza y fama, sino de circunstancias y realidades más cotidianas, como escribía al principio, y más de realidades comunes.



Recomendable ver esta cinta que fue hecha con apoyo de un público que fondeó un proyecto, y de un equipo que solo quiere hacer cine porque cree en el cine. Y nos regalan además a una Stephanie Salas que hace muchos años no aparecía en pantalla. Y que también apuesta por exponer una narrativa que aunque tiene connotaciones de violencias, porque hablar de desigualdad es violento, y porque así de dura es la vida cotidiana, es una cinta que está alejada de la exaltación de la narcocultura que tanto se usa y se exotiza en la creación de series y películas hoy día, sobretodo si se dicen mexicanas, o latinas. Un estreno en cine, del mes de marzo, que tendríamos que apoyar, y no perderse.


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