Por @jefekoala1245
La vida se siente que avanza más rápido conforme uno crece, el ambiente cambia, uno cambia, nuestro rededor cambia, pero para algunos, un factor nunca ha cambiado a través de los años: nuestros vínculos amorosos.
Pareciera ser el destino, la casualidad o una maldita mala suerte que hace de nuestra vida amorosa un desastre, sentir que sin importar que hagamos, siempre falla.
Sentir que por más esfuerzo que se haga, todo sale mal. Fracaso tras fracaso en todas las posibilidades afectivas.
Jamás ser elegido por las personas que nos gustan.
Siempre ser rechazados por quienes les confesemos nuestro amor. Fracasar estrepitosamente en las pequeñas oportunidades de relación que se tiene.
No importa que tan bien lo hagamos, no importa dar todo por esa persona -al punto de arriesgar nuestro bienestar por esa persona- el resultado siempre será el mismo, terminar solo, ser rechazado, o ser terminado; vivir con los amores perfectos que jamás se concretan y cariños incompletos.
Uno de los peores sentimientos en la vida, es tener una conexión sentimental y emocional con alguien muy fuerte y sincera, que le guste todo de ti, pero no le gustes tú. Darte a entender que todo lo bueno que esa persona vio en nosotros sería perfecto si otra persona lo tuviera. Que se siente bastante cómodo contigo, pero no te considere como opción romántica, sentir esa impotencia de no poder cambiar esa opinión. Sentir que esa persona era perfecta, pero no se enamoró jamás de mí.
Al final, solo nos queda la soledad, y la esperanza de que algún día la vida nos sorprenda con aquella persona que esperamos.