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México: La República en riesgo

  • Foto del escritor: Alejandro Juárez Zepeda
    Alejandro Juárez Zepeda
  • hace 18 horas
  • 2 Min. de lectura



Por Alejandro Juárez Zepeda


México vive un momento crítico. La esperanza democrática que emergió en el año 2000, tras décadas de hegemonía autoritaria, está siendo erosionada. Hoy, las instituciones que costó tanto construir enfrentan una amenaza sin precedentes. Mientras la desigualdad, la injusticia y la corrupción persisten con una tenacidad alarmante, el poder se concentra y los contrapesos se debilitan.


La transición democrática inaugurada con la alternancia política prometía un nuevo rumbo. Durante casi dos décadas, se edificaron instituciones clave: un árbitro electoral autónomo, órganos de transparencia, y contrapesos legislativos y judiciales. Pese a la violencia y los escándalos, existía un marco legal que permitía la crítica y la pluralidad. México avanzaba, con dificultades, hacia una república con mayores controles al poder.


Pero ese proyecto quedó inconcluso. Las estructuras profundas de desigualdad y corrupción nunca se desmantelaron. El descontento social se transformó en terreno fértil para un liderazgo que prometió una transformación radical. Sin embargo, lo que hoy se vive no es más democracia, sino una regresión institucional acelerada.


El desmantelamiento de la democracia en México


Desde 2018, el país ha presenciado un asedio sistemático a las instituciones democráticas:


  • El Poder Legislativo actúa en sincronía con el Ejecutivo, anulando el debate y aprobando reformas clave sin deliberación ni consenso.


  • El Poder Judicial enfrenta una presión directa. La propuesta de elegir jueces por voto popular pone en riesgo su independencia y abre la puerta a la politización de la justicia.


  • Los organismos autónomos como el INE, INAI y la CNDH, han sido debilitados o capturados. Su rol como garantes de elecciones limpias, transparencia y derechos humanos está bajo ataque constante.


  • La militarización del país avanza. Las Fuerzas Armadas gestionan tareas civiles, desde la seguridad hasta megaproyectos. La opacidad crece y la supremacía del poder civil se diluye peligrosamente.


  • Mientras tanto, la violencia sigue desbordada. Grupos criminales controlan territorios enteros. Los homicidios, las desapariciones y las fosas clandestinas continúan en aumento. La promesa de paz se ha incumplido.


Sociedad civil, prensa y libertades en la mira


El discurso oficial estigmatiza a defensores de derechos humanos, periodistas y organizaciones de la sociedad civil. Se busca desacreditar cualquier crítica, cerrando espacios al disenso y debilitando las libertades fundamentales. La amenaza de censura y control digital ya no parece lejana: se asoma como un escenario posible.


Todo esto ocurre mientras los males estructurales –corrupción, injusticia, desigualdad– siguen intactos. La llamada “Cuarta Transformación” prometía erradicarlos, pero no lo ha logrado. Los programas sociales no han alterado la raíz del problema. La corrupción, lejos de desaparecer, se ha reciclado y ocultado bajo nuevos discursos.


Una encrucijada decisiva


México se encuentra en una encrucijada histórica. El desmantelamiento institucional y la concentración del poder representan una amenaza real para la democracia. Lo que está en juego es la posibilidad de vivir en un país con límites al poder, con justicia efectiva y con instituciones que protejan a sus ciudadanos.


La defensa del Estado de derecho, la independencia judicial, los organismos autónomos y la libertad de expresión no es un lujo intelectual. Es una necesidad urgente. Frente al avance autoritario y al desgaste institucional, la tarea más apremiante es proteger lo que queda de la república democrática.


La hora es grave. Y el futuro de México depende de la firmeza con que se defienda hoy la democracia.

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