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Amor, paraguas y contratos: el negocio detrás del orgullo gubernamental

  • Foto del escritor: Alejandro Juárez Zepeda
    Alejandro Juárez Zepeda
  • hace 2 días
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: hace 2 días



Por Alejandro Juárez Zepeda


El domingo pasado, el gobierno de la CDMX se echó un numerito digno de dron, TikTok y nota en medios, con el entusiasmo de una agencia de RP desesperada: formaron “la bandera LGBTQIA+ más grande del mundo” con paraguas de colores en el Zócalo. El evento fue apoteósico. Multitudinario. Fotogénico. El tipo de cosa que a un político le encanta porque no cambia nada, pero se ve cabrón en redes.


Claro, todo esto en nombre de la diversidad, el amor y los derechos humanos. El paquete completo.


Lo que no se ha dicho es cuánto costó realmente la producción arcoíris. Porque sí, amigues: el amor no tiene precio, pero los paraguas, las camisetas, el catering y los permisos sí.



¿Qué se necesitó para montar esta postal?


Según cifras extraoficiales (porque el gobierno no ha soltado un solo dato), se distribuyeron al menos 5,280 paraguas y playeras a juego. Si usamos precios de mayoreo modestos:


  • Paraguas baratos: $25 c/u → $132,000

  • Playeras personalizadas: $50 c/u → $264,000

  • Lunch por persona (estimado modesto): $150 → $792,000

  • Logística (audio, baños, staff, permisos, vallas, montaje, drones, video, seguridad): mínimo $2,000,000


Total estimado: $3.5 millones de pesos.


Y eso sin contar a los “influencers de la inclusión” que anduvieron documentando el evento como si fuera Woodstock con banderas de colores.



Derechos humanos... pero con factura


Los gobiernos de la 4T han perfeccionado el arte de convertir los derechos en performance. Todo es espectacular, superficial, simbólico. ¿Qué importa el presupuesto si es “por una buena causa”? A ver, ¿quién se atreve a criticar una bandera LGBTQIA+ sin que lo cancelen en Twitter?


Pero detrás de ese abrazo gubernamental al “orgullo” hay otra cosa: contratos, proveedores, licitaciones o adjudicaciones oscuras, gastos sin justificar. Porque no nos equivoquemos: estos actos de relumbrón son negocio. Y un negocio redondo para los que decían ser diferentes.



¿Quiénes ganaron con esto?


Buena pregunta. Por eso hemos presentado una solicitud de transparencia.

Solicitud de transparencia
Solicitud de transparencia
El folio que nos asignaron
El folio que nos asignaron

Queremos saber:


  1. ¿Quién vendió los paraguas?

  2. ¿Quién vendió las playeras?

  3. ¿Quién hizo el montaje, la producción audiovisual, la logística, la difusión?

  4. ¿Cuánto costó realmente este happening de la diversidad?


Porque todo eso se pagó con dinero público, no con likes. Y si tan orgullosos están del evento, que también se enorgullezcan de publicar el gasto.



Lo que se pudo hacer con ese dinero


Con $3.5 millones de pesos podrías:


  • Comprar más de 7,000 kits de medicinas básicas

  • Adquirir equipo médico para al menos 10 clínicas

  • Pavimentar varias calles en Iztapalapa o GAM

  • Financiar desazolves donde cada lluvia se convierte en diluvio bíblico

  • Equipar decenas de policías que hoy van con chaleco parchado y patrulla fundida


Pero no. Se fue en paraguas.



¿No que eran diferentes?


El cinismo es tan grande que ya ni lo disimulan. Llegaron al poder hablando de “no robar, no mentir, no traicionar” y ahora usan el Zócalo como pasarela de vanguardia performática, disfrazando contratos como activismo, gastos como inclusión, derroche como justicia.


¿Dónde están los verdaderos avances en derechos LGBTQIA+? ¿Dónde la atención médica para personas trans, los refugios seguros, las leyes contra crímenes de odio? Eso sí cuesta más trabajo. No da likes. No se puede postear.


Pero la bandera gay más grande del mundo, sí. Y una selfie así, no tiene precio.

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