Por Eli Adán Díaz
Se han acabado los adjetivos para nombrar a lo que sucede en Gaza, los hechos son cada vez más inhumanos y como a una gran parte de los observadores, la frustración me come la cabeza día y noche. Ante esto he intentado sopesar qué es más duro, si soportar callado el genocidio o intentar convencer a los que me rodean de lo grave que es esto, llegando a la conclusión de que no dejaré de hablar de esto aunque me llamen loco.
El sionismo, como animal acorralado, entre más en peligro se siente más agresivo se vuelve, y es ahí donde encontramos el porqué de sus tan descarnados ataques contra los civiles palestinos.
Israel experimenta problemas tanto al interior como al exterior del territorio ocupado. Mientras las protestas encabezadas por los familiares de los rehenes en Yafa ocupada (Tel Aviv) se tornan cada vez más violentas, en Gaza, las ODF (Occupant Defense Forces) están lejos de cumplir sus objetivos militares.
Cabe señalar que esos no son los únicos escenarios con los que la entidad ocupante debe lidiar. En el entorno internacional es cada vez más claro que ha perdido la narrativa. Las protestas iniciadas en las universidades de Estados Unidos se han expandido a diversos puntos del globo, como en Francia, España, Suiza, Australia, Alemania, México y otras que escapan a mi memoria, los estudiantes han tomado sus planteles para exigir un cese a las hostilidades en Gaza.
Dentro de todo este caos, los dirigentes del ente sionista se aferran al conflicto como salvavidas ante la muerte política que les espera al finalizar la agresión, intensificando cada vez más las operaciones y dejando evidencia fehaciente de la limpieza étnica, el genocidio y la diversidad de violaciones a los derechos humanos que han venido llevando acabo.
Al día de hoy, las operaciones en Rafah, que dejan a su paso una ola de mártires civiles, se llevan a cabo so pretexto de acabar con la resistencia e incluso eliminar el lastre que significan sus propios rehenes. Para su mala suerte, y como nos hemos podido dar cuenta, la resistencia sigue respondiendo en ciudades que antes se decían controladas por los ocupantes al norte de Gaza.
¡A más de 7 meses la resistencia vive!
La importancia de alejarnos de los relatos empuñados por el ente sionista cada vez se hace más necesaria. La narrativa de: el holocausto, su invencible ejército, la moralidad de sus tropas, su victimización ante todo y la vieja muletilla del antisemitismo, siempre usada cuando se les critica, están muy desgastadas.
Todos estos factores son síntomas de la impostergable caída de los ocupantes. La victoria del pueblo palestino llegará pronto y es solo de ellos la gloria y la victoria. El pueblo palestino aguarda por la victoria y esa victoria no es más que la recompensa a su inquebrantable voluntad de permanecer erguidos en su tierra.
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