Las personas creen estar solas porque les falta alguien con quien compartir su vida, otras definen según su sistema de creencias lo que alguien más describió como soledad y otros tantos callamos, no buscamos darle sentido a lo que no podemos comprender solo describir.
Cuando conoces la soledad es complemente hermosa, te deja pensar, meditar y te deja ser quien quieras ser. No te prohíbe nada, no te exige nada. Solo está allí sentada, esperando en un rincón de la mente una sola mirada tuya.
Unos meses después, sientes paz cada que admiras su belleza y te sientes ansioso por estar con ella, sabes que en su presencia puedes hacer cosas que acompañado jamás harías y sientes que frente a ella es cuando realmente puedes ser tú mismo.
Cuando te acostumbras a ella, llegas a amarla, dejas todo de lado, te enamoras y ella se convierte en ese pensamiento que aún estando acompañado no puedes dejar de sentir.
Pasan los días, semanas, meses y años y la llevas a todas partes, te sientes cómodo ya que siempre va delante de ti, y su presencia de alguna forma esconde tus defectos y tus cargas emocionales.
Sin darte cuenta, ella se coló en cada poro de tu piel, dentro de tu cuerpo, en tu personalidad, tu mente, tu vida social y familiar, pero si la analizas ella solo habita en un lugar... Tu mente.
Aun así, poco a poco al pasar el tiempo comienza a molestarte, sientes que es hora de que desaparezca, te das cuenta de que necesitas un espacio para dejar entrar otros sentimientos y personas a tu vida, sabes conscientemente que necesitas un respiro y un descanso, pero esa voz en tu cabeza no para… la necesitas, la aprendiste amar.
Cada día tratas de no hacerle caso, su belleza ya no es tan espectacular como al principio y quieres dejarla ir porque se ha vuelto más una carga que algo que disfrutas. Pero ella, en su silencio y desde que la dejaste crecer, echó raíces muy fuertes que invadieron todo nuevo pensamiento, sentimiento y emoción.
Sus raíces hacen que te apartes de amigos, familiares y parejas sentimentales, mientras ella crece dentro de ti ya no queda espacio ni para ti, y justo en ese momento cambian tus prioridades, comportamiento y la comunicación. Ahora ella tan hermosa y callada es quien habla por ti, quien decide por ti…
Comienzas a decirle a todos que nadie te entiende, que ninguno de ellos siente lo que tu sientes. Pregonas a diestra y siniestra que te dejen solo.
Y así ese pensamiento inocente, saludable y hermoso que un día amaste, de la noche a la mañana se convirtió en un sentimiento pesado, exigente y carente de toda empatía con los demás y contigo mismo.
El sentimiento te absorbe por completo, te aísla de todo aquel que quiere intervenir, sin darte cuenta lo que era algo seguro y confiable. Ese momento tan especial de autoconocimiento y reflexión se volvió un sentimiento hambriento de más espacio, te quitó el apetito, te quitó las ganas de seguir adelante, te quitó el hambre y te quitó en momentos de desesperación y crisis hasta el aliento.
Cansado y enfermo, comienzas a buscar ayuda profesional, sabes que estás mal y te sientes enfermo, pero la soledad combate como una diosa toda poderosa…
Todo aquello que le quieres hacer, será tomado como un ataque en su contra y es repelido con la misma fuerza con la que quisiste derribarla, y cada que crees que por fin se ha ido o que has avanzado, esta se presenta ante ti y en un descuido muchas veces inconsciente y otras tantas intencional, dejas que las lágrimas de su agonía sus obsesiones y malos pensamientos se apoderen de ti nuevamente.
Para este punto reconoces que está mal sentirte así y que tienes la obligación de hacer algo al respecto, reconoces que se ha convertido en el mayor de tus problemas, pero, aún así, dentro de ti, aún la amas... Consciente e inconscientemente, su complejidad te sigue fascinado.
La has cuidado con tanto amor que, aunque te lastime temes perderla. Porque solo a través de ella te reconoces. Porque tú mismo te has convertido en ella. Te sientes ansioso por avanzar, pero al mismo tiempo temeroso porque si la pierdes, tendrás que mostrarte al mundo la persona que realmente eres, y te aterra que esa versión no sea lo suficientemente fuerte como aparentaba ser.
Aquella amiga confiable y hermosa es ahora tu enemiga y sabe tanto de ti que si la dejas a un lado tendrás que buscar quién llene ese vacío.
Vacío que no es nada, porque literalmente ya no sientes nada.
Vacío que se convirtió en obscuridad, pensamientos de reflexión que se transformaron en preocupación, ansiedad convertida en miedo, amor desplazado por el odio, culpa y perdón en remordimientos.
¿A veces quieres escapar de ese encierro, de su belleza y de su encanto y ruegas al dios de tu preferencia que borre todo lo que has hecho para que comiences de cero, pero ¿qué crees? Es inútil, nadie te escucha, nadie te entiende, nadie te hace caso, o al menos es lo único que tu realidad puede percibir.
Y entonces, ¿qué es la soledad?
¿Será acaso un vacío interno, emocional o psicológico, o es un sentimiento o pensamiento del cual no quieres desprenderte?
Será acaso nuestra compañera incómoda o nuestra amiga incondicional. Tal vez sea las 2 cosas, pero en diferentes tiempos y etapas de nuestra vida.
Por eso comencé diciendo ¿quién podría definir la soledad?
Si todos la amamos por momentos, pero la odiamos cuando se queda mucho tiempo. ¿Será ella la que nos hace daño o nosotros mismos somos quienes abusamos de ella?
Personalmente, aún no lo sé y no lo sé aún, porque del simple pensamiento se convirtió en un sentimiento que cada día me consume más energía.
La retórica de este relato es inusual, ya que no se si soy yo el culpable de necesitarle tanto o ella quien sabiendo de mi ingenua necesidad de afecto me absorbió hasta el punto más narcisista de mi existencia.
Así que concluyo implorando al que pueda descifrar este enigma espiritual y emocional, que si sabes esta verdad la grites al mundo para que la abracemos o desterremos de nuestros cuerpos…
Y aunque me aleja de todo lo que he amado, debo aceptar mi error y reconocer que solo dentro de ella puede existir mi verdadero yo, solo a través de ella me he conocido y encuentro paz, cuando solo queda su silencio ensordecedor, la única voz que escucho es la mía y es cuando dentro de tanta pesadumbre existe un rayo de luz.
Tal vez algún día encuentre una respuesta, o tal vez nunca pueda encontrar una verdad que me satisfaga y por eso te pido a ti, sí, a ti mi estimado lector, que tal vez tengas las respuestas a todo lo que no me deja dormir.
¿Soy solo yo o así es la soledad que habita en todos?
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