De la llamada Inclusión, o cómo el gobierno sólo usa y abusa de una causa
- Frida Cartas
- hace 2 días
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Por Frida Cartas
En 2018 con la llegada de la izquierda, que se sienten los más buenos, los más Pueblo, los más superiores, y los más incluyentes, se cacareó tanto del arribo al congreso de la primera diputada trans. Así, con bombo y platillo.
Hoy, siete años después, la misma, de nombre María Clemente García, se halla en el desempleo y la misma marginación de antes, y de toda la vida, que ha tenido ese grupo. Aunque ustedes crean que como hay dos o tres trans, en Hollywood, en las olimpiadas, o siendo influencers, entonces no tienen ninguna marginación o segregación, porque se sabe que dos o tres son casi un país, o el 90 por ciento de un colectivo, ¿no?
Aquí la pregunta es: ¿Si la misma María Clemente no pudo conseguir ni el cupo laboral para ella misma, como por qué los activistas de este gremio sexo-diverso, o fanáticos zurdos del gobierno, siguen creyendo que hacer leyes trans, o alzar banderas, o tomarse fotos con funcionarios rancios y demagogos, hace un gobierno de avanzada, que se traduce en derechos y el cese definitivo de la discriminación y exclusión? ¡Por quééééééé!
A todas luces han mancillado el concepto de Inclusión, reduciéndolo a una cuota estúpida y oportunista, una idea miserable de Friendlys, de Derechos, y no sólo eso, han abusado de una causa, y ridiculizado una lucha histórica. Susy Shock, mujer trans argentina, decía: “Qué fácil es hablar de inclusión, y sacarse la foto, para flashear, ser progre, cuando las muertas, las hemos puesto nosotras, las T, del colectivo elegebeté”.
Y mentiras no dijo. A los gays, cuando pasan por ser diputados, escalan, ascienden, se van “como la espuma”, a los heteros, ni se diga, llegan a ser presidentes. Pero a la trans que llegó al poder, porque ya ven que qué buenos/respetuosos son los zurdos, que le dieron chance, al cabo es una persona “como todos”.
Cuando María Clemente anunció en sus redes que ahora es chofer de Uber, cientos de comentarios eran de clientes cancelando la APP, y diciendo que cómo era posible darle espacio “a un trastornado, un hombre vestido de mujer”, y la otra mitad, no menos mierda e idiota, romantizaba el hecho diciendo que “era un trabajo digno, del que no había que avergonzarse”. Cuando evidentemente el asunto no es ese. El hecho es que, ¿a cuántos diputados cis, gays, o diputadas mujeres cis, han visto ustedes que después de pasar por un cargo, regresan a su barrio a ser lo mismo de antes, o al desempleo? ¿Tal situación no les dice nada, no les da una idea de cómo el gobierno manipula, y usan de adorno, de cuota, eso de la Inclusión? ¿En serio nada les dice? ¡En serioooo!
Por mínimo, quien pasa por una diputación, y decide renunciar a la política, se vuelve micro-empresario y pone un changarrito, no se va de chofer de aplicación. Lo cual habla de que María Cliente no fue tan lista como para enriquecerse al pasar por ahí, “como todos”…
Pero me atrevo a decir, que en realidad, a su paso por el congreso, lo que no tuvo fue ni los amigos, ni los compañeros, ni las relaciones públicas para crecer, ascender, e inflarse como pez, una vez en el poder. Porque va de nuevo, a las trans sólo las usan, las utilizan, y las desechan. Me sabré yo esa historia. Se la sabrán todas las otras trans, que no nacimos en Finlandia, en Suecia, o en Amsterdan, y nos tocó nacer pobres, prietas, gordas, discas, migrantes…
Recordemos que el mismo presidente, líder de la secta de lobotomizados, y de revolucionarios atrapados en una burbuja de movimiento social, dijo sobre otra diputada trans: “Un hombre vestido de mujer”. Y no sólo no se disculpó, todos los lobotomizados, lo defendieron, lo justificaron, y aquí no pasó nada.
Sigan defendiendo políticos, no tengan dignidad, no piensen, sean fans, y sigan creyendo que haciendo activismo pro-leyes, o secretarías, líderes, y ocupando los s espacios blanquizados de los heterocis de toda la vida, es Inclusión. Sigan dormidos, como gente baquetona, sedentaria, e ilusa. La izquierda es tan facha como la derecha. Y para ambas, las trans son descartables, y las utilizan como un objeto para sus selfies de avanzada.
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