Está jugando con tu mente la maldita perra.
Déjala ilusionarse por unos instantes; te cree una intelectual con todo el peso del aburrimiento sobre tus hombros.
Juega con la mente de las personas que ha conocido.
Es una perra aficionada por la falsedad de sus entrañas.
Apesta la existencia de quienes no pueden argumentar y refutar las letras de aquellos que son tontos y aburridos.
Bien dicen que la perra lo cambia todo a su favor.
Bien dicen que la perra es altanera con quienes - según ella- los ojos que mira son débiles.
- ¿lo repites?
-sí, en realidad comentaba que le doy por culo a la falsedad de tus débiles argumentos.
-Yo, soy feliz chupando una paleta.
-Comprensible, muñeca.
La perra, su segunda ¡y que decir de la tercera!
La melodía de la hipocresía retumba en los oídos de la aburrida pero simpática perra intelectual.
-es cierto, me da pena y me da miedo
- ¡apoco! ¿en serio? ¡ah, ya veo! ¿solo eso? ¡me muero por saber más!
y entonces...
-Sí, nos vemos mañana
Control de la mente, es lo que hace la soledad.
Control de la mente, es lo que hace la individualidad.
Control de la mente, es lo que hace el folklor de la eventualidad de la rebeldía.
Control de la mente, es lo que sacude la hipocresía
En segundos, miré el reloj y en cuanto escuché un "Ring, ring, ring", corrí a la nada, no esperando, no deseando; sólo flotando con el aburrimiento de todo el mundo sobre mis hombros.
Por: Costura Transgresora
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