Fruta y castidad
- Cámara rota

- 4 sept
- 1 Min. de lectura

Por Olatz Ocáriz
Querido Antonio:
Tus recuerdos me desgarran por dentro, me transportan a instantes en mi vida en los que nos creí posibles.
Querido Antonio:
La melodía me advierte de que ya no estás, ¿cómo afronto tu ausencia?
Querido Antonio:
Quiero decirte tantas cosas, pero no reúno el valor para hacerlo. Las palabras se agolpan en mi boca y mueren sin posibilidad de redención.
Querido Antonio:
Odio nuestra distancia, odio existir en un mundo en el que el nosotros no tiene ninguna posibilidad.
Querido Antonio:
El ruido se hace cada vez más alto en mi cabeza y ya no distingo realidad de deseo.
Querido Antonio:
Me voy y me llevo todos nuestros futuros planes, nuestras posibles palabras de amor y todos esos sentimientos que no llegaron a existir.
…y volvemos a nuestra realidad trágica, pero magnética.




Comentarios