Frida Cartas
(Transcripción del audio de la ponencia que dio Frida el día miércoles 7 de junio en la UAM Cuajimalpa, dentro del 4to Festival de Diversidad Sexual)
De manera general y homogenizada, nos han dicho que en tanto comunidad LGBT que somos, es decir, todo lo que no es heterosexual y “normal”, podemos ir en un mismo saco de todo lo raro, desechable, y patologizable, ¿no? Así, nos pusieron un arcoíris y nos llamaron Diversidad Sexual, como si la diversidad no estuviera en los animales, la plantas, el planeta, la vida, e incluso los heterosexuales no fueran también una llamada diversidad sexual. Pero bueno…
Una vez que nos dijeron diversidad, y quesque tu eres joto, tu lencha, tu travesti, tu bi, yo trans, tu queer, etcétera, nos sacaron de todo movimiento social para decir que nuestra lucha es por la discriminación y la inclusión, cosas por demás neoliberales y capitales, y aclaro aquí que el que yo diga esto, no quiere decir que tal lucha no sea válida, entiéndase muy bien, porque luego tengo la mala suerte de que la gente venga a mis ponencias y entienda una chingada y luego digan que yo dije cosas que por supuesto no dije. Yo no estoy diciendo que la lucha por la discriminación y la inclusión, para la diversidad sexual, no sirva, o no sea válida, yo estoy diciendo que es neoliberal y muy amiga del capitalismo, eso estoy diciendo nomás. Y es cierto, y lo seguiré diciendo.
Si a estos cristales para analizar le agregamos otros dos factores como las juventudes y las redes sociales, la cosa se pone más culerilla y retorcida, porque entonces ahora toooodo es violencia y tooodo es discriminación, y tenemos hoy en día, una horda de luchadores arcoíris cuya lucha es el tercer baño, los pronombres, que no me hables golpeado ni me mires feo, ser un policía gay, un hombre trans militar, ser travesti modelo victoria secret, ser lesbiana diputada, salir en portadas de revistas, en reality shows, etcétera, todas esas cosas que en vez de luchar contra el poder se hacen parte de él, María Galindo bien dice que “frente al poder no te empoderas, te rebelas”, lastima que nadie la escuche y le piense tantito, por andar funando gente, cancelando artistas, haciendo tik toks, selfies, me too’s, jugándole al ministerio público online. Luchas repito, neoliberales y bastante capitalizables. Esa frase de que todo mexicano lleva un priísta dentro, puede hoy día intervenirse y decir que todo mexicano lleva un policía dentro, porque ah cómo les encanta vigilar y castigar en redes sociales y las luchas, ¿no? Haciendo honor a “un soldado en cada hijo te dio”. Luego se quejan de la Guardia Nacional, con qué cara. Pero bueno, retomando:
¿Para qué ser “diferentes” o “disidentes sexuales”, si al final del día se aspira a ser como cualquier heterosexual y normal en la sociedad y el poder? Las feministas cacareaban de ser excluidas y en cuanto accedieron al poder se volvieron parte de él y ahora muchas son las opresoras de otras, se los dejo ahí nomás al costo como breve ejemplo, y pa’ que vayamos midiendo el agua a los camotes. Nadie parece aprender de la historia, y está condenado a repetirla, decía Jorge Ruiz, y Napoleón.
Yo sostengo que la lucha de la Diversidad Sexual debe ser una lucha de clases, no una lucha feminista, no una lucha interseccional, no una lucha buena onda donde me acepten y me den palmaditas en la mollera o el lomo, como si fuera un perro domesticado. Cuando nos metieron en un mismo saco de todo lo que no es “normal”, nos homogenizaron, nos crearon esta mentalidad de que todos somos iguales, y entonces aspiramos a la blanquitud, a la figura colonizadora de salvar a gente, hablar por ellos, yo también soy normal como tú!
Pero por supuesto que no, yo no soy igual que tú. A mi no me discriminan por ser transexual, a mi me discriminan por ser pobre, y puedo sobrevivir sin pronombres, sin baños ágenero, sin ser modelo o salir en portadas de revista con banderas y diciendo Orgullo, pero no puedo sobrevivir sin tener un techo, una casa propia, un sistema de salud público de calidad y humano, sin tener una trabajo digno y bien remunerado, es decir, yo puedo sobrevivir sin palmaditas en la espalda aunque crean que como mujer trans soy “un hombre” y tengo traumas en la cabeza, no me importa, pero no puedo sobrevivir sin derechos humanos básico universales. Casa, trabajo, salud.
Ser trans no es un tema de inclusión es un tema de clase, yo no soy igual que la Volkova, la Nikkita, la Pastrana, Ophelia Pastrana hija de empresarios ricos chilenos, de tíos funcionarios en la política, ella que tiene 2 nacionalidades, es poliglota, ingeniera, y muy blanca, que sea trans no la hace igual que yo. No somos iguales, y quiero que entiendan eso hoy, aquí en esta sala… Ricky Martin en su mansión, con su doble nacionalidad, siendo la estrella que es, no sufre discriminación como el jotito de tu colonia o barrio, como el gay indígena, como la lesbiana gorda y prieta que trabaja de obrera o empleada. No, no somos iguales.
Se trata de cuánto nos han marginado, hacinado, precarizado, obligado a migrar (aún dentro de los mismos países), se trata de dejarte en la orfandad por "anormal". Con qué cara le vamos a decir a las travestis y trans que migran de Latinoamérica, desplazadas por la guerra y la avaricia político territorial, por hambre y por salvar su vida, que LAS TRANS no pueden estar en competencias de deportes cuando por ejemplo ella lo que tiene es hambre, ¡no mamar!
Violencia la que ejerce Los Estados-Nación, sus políticas neoliberales y el capitalismo, sobre los pobres. Eso es exclusión, y la única inclusión como mexicana y trans que quiero, es el dinero que dejó Don Porfirio Díaz en el Banco de México. Cuando lo repartan ahí si inclúyanme, jaja.
Jóvenes, yo no vengo a enseñarles nada, ni a decirles nada nuevo, ustedes lo saben bien porque lo viven cada día, porque son pobres, lo han vivido, si fueran ricos estarían en el Tec de Monterrey y serían rubios, jaja… Jóvenes de la Diversidad Sexual, somos la generación que no va a tener empleo ni jubilación, ni casa, ni vamos a llegar a la longevidad, ustedes ya lo saben pero siguen aferrados a hacer “luchas” en redes sociales en vez de mover el culo a la calle.
Yo no nací mujer, ni nací hombre, ni travesti, ni lesbiana, ni joto, nací pobre, heredé una historia de exclusión y marginación, por eso la lucha es de clases. Y no se lucha por los derechos, esos ya los tenemos desde que nacimos, se lucha en todo caso vías y mecanismos, formas, caminos, de ejercerlos, pero el Estado no es la única alternativa, está la autogestión, la digna rabia, la protesta, la rebeldía, la disidencia sexual más que la afamada diversidad sexual.
La representación, inclusión, discriminación, terapias de conversión, baños sin género, los pronombres, cuotas de género, todo eso neoliberal que hacen fuera de la conciencia de clase, y sin conciencia de clases, no es lucha, son relaciones públicas sexodiversas y racializadas. ¡Viva poder prieto, queremos salir en Netflix y en los Oscares!
Y ni moderrímo, ya lo dije, y me vale, estoy harta de ser parte de una borregada quedabien y políticamente correcta. El poder pudre gente, enferma, y ahí están desde Aristóteles, Maquiavelo, Dussel, Bakunin, y hasta Norberto Bobbio, que se los puede explicar mejor que yo con peras y manzanas.
Ay amiga, pero de qué te quejas por ser trans, o de qué se quejan por ser lesbiana o joto, si hoy día tenemos ya hasta derechos demás, y puedes salir en la tele, casarte y tener por hijos a perros y hurones, subirte a un carro alegórico y ser el show de otros, ser influencer, ¿pero eso son derechos? ¿Eso es calidad de vida? ¿Cómo se puede llamar a eso lucha social?
Tener mujeres trans en la policía y hombres trans en la milicia no es inclusión, es una mentada de madre y una vergüenza a la memoria histórica. Si leen un poco la historia sabrán que Silvia Rivera y Marsha P Johnson, terminaron alejadas del movimiento gay de Stonewall porque ellos sólo querían figurar, tener reflector, y ellas solo querían comer y no ser perseguidas ni como migrantes, ni como pobres ni como negras, ni como travestis. Y sabrán también que las trans estamos hechas de un elemento delincuente y fuera del sistema, por antonomasia. Esas violencias que les da vergüenza hoy día y tratan de higienizarlas blanqueándolas.
Marsha y Silvia no guerreaban en la calle pa'que hubiera policías trans sino para que desapareciera la policía. ¡Estoy harta de los Progres y la progresía! Eso es neoliberal y capitalista rosa.
Tenemos un reto. PARAR el aburguesamiento y la blanquitud política. No todas las trans son sinónimo de ser Laurel Miranda, Shioban Guerrero, Ophelia Pastrana, Nikkita Dragun o atletas en competencias internacionales. El grueso de las trans están de putas en la calle no de académicas o en la cámara de diputados, o siendo “creadoras de contenido”. Basta de estupideces, como dice Evita Rojas. No necesitamos ser protagonistas, ya nacimos siendo protagonistas dijera la filósofa de playa Niurka Markos, Somos protagonistas de una lucha por la autonomía sexual y anticapital y con conciencia de clase, pero estamos dejando ir el momento y la oportunidad por jugar a ser famosas o tribunales online.
En “Cómo ser trans y morir asesinada en el intento” yo hago una postura emulando a Marx, que dijo que había que expropiarle los medios de producción a la burguesía. Yo escribí aquí que el mi primer medio de producción es mi cuerpo, con el que produzco resistencia, rebeldía, disidencia sexual, desobediencia sexogénerica, y yo como mujer trans no transicioné, sino le expropié mi cuerpo al sistema de normas y reglas sexuales, que la cultura y la sociedad me quitó y homgenizó, al nacer. Marcela Lagarde, antropóloga, dice que de todas las normas sociales en la sociedad, el género es la norma rígida, y yo en este libro afirmo que no soy un cuerpo trans, soy un cuerpo celeste, le quite a mi cuerpo lo del “campo de batalla”, donde todo mundo opina que si biología, normas, sexo, y lo hice un cuerpo bomba al centro de la disputa, cuerpo celeste, estalla y lleva fuego.
Y por último, respondiendo a la pregunta de “Si Marx viviera, ¿con las trans estuviera? Por supuesto que no, al vejete macho barbudo y homofóbico que hizo falta que una mujer le cortara las barbas patriarcales, no estaría jamás con la disidencia sexual, peeeero, su obra sí, sus ideas sí, su forma de politizar y crear conciencia sí deben estar con nosotras, porque la obra sí se separa de su autor, y eso es lo más importante.
La lucha trans tiene que ser una lucha de clases, por la doble y hasta triple vulnerabildad que conlleva.
Y la queso
¡La que sobreviva al capitalismo!
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