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  • Foto del escritorNicolás Jaula

Pies en la tierra




Por Nicolás Jaula


Las personas me observaban con extrañeza de abajo para arriba, les parecía algo increíble tenerme frente a sus ojos. Y es que desde que me dijo "te amo", comencé a flotar, literalmente, a medio metro del suelo todos los días, simplemente mis pies ya no tocaban el suelo ni estirando las puntas.


Al principio fue difícil, ya que empecé a llegar tarde a todos lados porque necesitaba más impulso y fuerza para poder desplazarme. De pronto mi vida era como la de los astronautas dentro de las estaciones espaciales.


Las puertas se volvieron mis principales enemigas (ya coleccioné tres cicatrices en la frente y un chichón, por golpearme con el marco del portón), lo único rescatable del asunto es que ahora podía entrar a cualquier sitio por las ventanas.


Estando en casa, ella tenía que subirse a la cama o a una silla para poder besarme y abrazarme. Se sentía culpable por lo que me ocurría, pero para mi no había mayor problema. Aunque el tema no quedaría ahí.


Mientras iba avanzando nuestra relación, conocí a sus padres y realizamos distintos viajes. Por cada acción que formalizaba nuestra relación y nuestros lazos de estrechaban, se añadían de tres a cinco centímetros a la distancia que me separaba del asfalto.


Los años pasaron y cuando sobrepasé las nubes, supe que ella era el amor de mi vida.



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