Por Juan Ignacio Valencia Díaz
Vamos jugando el juego Que juegan aquellos Que se atreven a tomarse Uno al otro, caminando, De las manos. Me parece Justo, y a buen tiempo que Pueda tomar su mano.
Vamos jugando el juego Ese juego de enamorarse; Que ya me cansé, desde ayer, y tiempo atrás, De jugar el juego de mirarse. Deje usted de salvarse De la dicha que le ofrezco Mire que de sus labios A probarlos apetezco.
Vamos jugando el juego, Le invito, ¡no tenga miedo! Que si lo hemos perdido todo Por ganar también lo tenemos; No se salve usted, rebusque, Tome ganas, salga conmigo Y verá cómo es bueno.
Que las piedras son pesadas Porque uno las carga. Suelte, deje, aviente. Su atención, entusiasta, preste, A las palabras que le escribo. Si por usted es que digo Que sonreír la pena vale.
Más hable, diga usted cosa alguna; Alguna frase se le vendrá, seguro. Más, si a caminar le invitara yo ¿Diría usted sí, o diría usted no? No tendría que responder ahora Quizá mañana, o en una hora. Piénselo el tiempo justo No lo piense demasiado. Que los amantes del amor Esperamos, ¡Y desesperamos tanto!
Pero, ¿Que quiere que haga? Si un poco a diario yo fraseo Por jugar con usted el juego Al que jugar se rehúsa, aparente; Pero le digo, su cara no miente cuando me mira. Le delata La sutil y franca sonrisa expuesta en su inocente y blanca boca. Que de jugos de fruta fresca Quisiera llenarla toda.
Juegue usted conmigo el juego Ese mismo al que le tiene miedo. El mismo en que usted perdió; Amor, amor se llama el juego; El mismo en que todo lo dio, Y que a empezar, encentar -de nuevo- Le ha venido a mostrar. Otra vez, Sonría, ría, trónchese usted A carcajadas. Camine, tropiece, Sea usted tal cual es (Por que por la boca muere el pez) Dicen los sabios que han de saber, Pero cierto es que vive también.
Comments