FRIJOLES
JLG, Cuinn
Tropiezos de un rosario de colores,
devotos del aprieto y la chacota,
se pintan entre negro y terracota
y cambian su nobleza en los hervores.
Formados en sus vainas, estrujados,
saltan hacia el perol de barro rojo,
sin oportunidad para gorgojos
pues siempre pasarán por infiltrados.
Frijoles, el remate obligatorio,
presentes pero en última secuencia,
transitan, por sí mismos, al jolgorio
del frívolo bullicio a las urgencias.
Perenne y pertinaz recordatorio
de las inevitables flatulencias.
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