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  • Foto del escritorStefani Pedroza @sigopacheca

¿Quiéres ir a un rave conmigo?



Mi nombre es Sofía, tengo 27 años y les voy a contar la historia de la noche en la que perdí a todos mis amigos…


A mediados del mes de junio del año 2018, mi novia Diana nos invitó a mí y a mis amigos a un rave en la marquesa (parque enorme y muy famoso en México) con temática del día del muertos. Sonaba a un plan increíble porque iban a estar nuestros Dj´s favoritos y era una excelente ocasión para drogarnos juntos jajaja.


Llegó la fecha del 3 de noviembre del 2018. Me encontraba en mi departamento con Diana, estábamos esperando a que Ana pasara por nosotras en su camioneta para tomar carretera y llegar al evento.

—“Llegamos, perras, bajen” — Decía el texto que recibí de Ana.

Salimos Diana y yo y en la entrada del edificio se encontraba Ana con su camioneta y nuestros demás amigos ya abordo. En total viajábamos 6 personas, Ana; la conductora, Diana; my girl, Sigmundo; mi amigo gay–mormón (ya sé, extraña combinación), Dante; pareja de Sigmundo, y Valentina; la zorra del cuento (bueno, en realidad son dos, porque a Ana también le gusta darse con todo y con todos jaja).


Entramos a la camioneta y nos saludamos todos (hermosos tiempos en los que nos podíamos abrazar y no usábamos el maldito cubrebocas) y tomamos camino sobre la México- Toluca.


—¡Qué pinche frio! — dijo Ana mientras se frotaba los antebrazos con las palmas de sus manos y bajaba de la camioneta.


—Ya vas a empezar de quejumbrosa — le dijo Sigmundo, mientras ponía los ojos en blanco.


—¡Te vale verga, jotito! — dijo Ana mientras le temblaba el mentón por el frio.


—¿A dónde vergas nos trajiste pinche lencha? —Se dirigió a mi mientras pasaba su brazo por atrás de mi cuello para abrazarme.


—To the heaven — respondí mientras sacaba una bolsa llena de mota, mdma y tachas.


—Toma para que dejes de estar quejándote, maldita drogadicta — respondí mientras reía y le acercaba la bolsa llena de drogas para que las tomara.


—¡Goey, te mamaste! — me dijo Ana mientras no podía borrar su sonrisa llena de felicidad al ver la bolsa que le di.


En eso se acercaron dos chicos del Staff del rave; “Staff Janal Pixán 2018”, decían sus sudaderas negras.


—Hola chicos, de este lado salen las camionetas que los van a llevar al evento — nos dijo uno de los chavos del staff.


“¿Camioneta? ¿Pues hasta donde es esa madre?” Pensé mientras veía al chico del staff que me indicaba con su brazo el camino para subir a la camioneta.

—¿Hasta dónde es el evento? — le pregunté al chico del staff.


—Es en el centro del bosque, pero el acceso esta muy complicado, solo pueden entrar camionetas 4x4 — me dijo el morrillo como de 19 años, muerto de frío con una sonrisota.


—¿Y si a media noche queremos salir de ahí? — le contesté.


—No van a poder, las camionetas comienzan a regresar desde las 6 a.m. para trasladarlos a este punto — me respondió el morro.


— ¿Y caminando está muy complicado para salir? — intervino Dante súper sacado de onda.


—¿Qué no eso es secuestro? — interrumpió Valentina.


—¡Ay no mamen pinches ancianos! ¿Quién va a querer salirse del evento a media noche? — gritó Ana.


—¿Bueno, pero entonces si es muy complicado salir a pie? — Volvió a preguntar Dante al chico del Staff.


—Si no conoces el bosque si es arriesgado, se pronostican temperaturas bajo cero y si llegaras a perderte en el bosque a media noche sería sumamente peligroso — contestó el Staff.


—¡Bueno ya estamos aquí! Ya súbanse a la camioneta — dijo Sigmundo intentando animarnos a todos.


El del Staff hizo un gesto como de “Hasta que ya se van a subir hdspm”, me dio mucha risa y me subí a la camioneta.


Tomamos un camino súper enlodado, entre piedras y árboles, ¡Unreal! ¡Hermoso! Nos tomó como 20 minutos en auto llegar a la entrada del rave. Llegamos y nos bajamos todos de la camioneta para dirigirnos a la entrada y que checaran nuestros boletos, que nos hicieran “revisión” (lo pongo entre comillas porque goey, es obvio que a esos eventos todos pasan cosas ilegales) y nos dieran nuestra pulserita que acreditaba que eras parte del evento.


—Bueno, puñales, a lo que vinimos — dijo Ana mientras se sacaba la bolsa de drogas de la entrepierna.


Ya sé, que asco jajaja.


—Goey, déjanos llegar a ver qué pedo, aunque sea — le dijo Diana mientras reía por la desesperación de Ana.


Ana puso los ojos en blanco y se guardó la bolsa en la chamarra.


El lugar estaba increíble, había alebrijes fluorescentes que tenían movimiento, dos carpas para descansar, área de camping, y dos escenarios. Estábamos frente al escenario “Naranja” y a nuestra derecha estaba el escenario “Morado”. En el “Naranja” ya estaba tocando Rampue una de mis canciones favoritas “Turn Around”, lo que me hizo decir lo siguiente:


—A ver, ya dame una de esas madres — le dije a Ana.


— A huevo, por eso te amo — me contestó súper contenta — ten — me extendió la mano dándome una pastilla de éxtasis.


—¿Tú qué vas a querer? — le dije a Diana, mientras me tomaba la pastilla.


— Nada — me dijo con cara de que ya se había enojado — tú date — cerró dándome una palmadita en el hombro.


—¿Ya vas a empezar? — le dije a Diana mientras la abrazaba y le llenaba de besos la cara — ¿Vinimos a divertirnos o a pelear? — pregunté mientras le daba un beso y le inflaba los cachetes con un soplido.

Diana rió y le extendió la mano a Ana para pedirle una pastilla, la cual obviamente se tomó.


— Pero tú te tomas esta pastilla que compré especialmente para ti — le dijo Diana a Ana mientras le extendía la mano para darle la pastilla.


Ana se tomó la pastilla y dio brinquitos de felicidad.


—¿Y nosotros qué? — le dijo Valentina en forma de reclamo a Ana.


—No que primero querían ver que pedo y no se qué — dijo Ana riéndose.


—¡Ay pues ya! Nosotros también queremos — dijo Sigmundo refiriéndose a él y a Dante — Para soportar este pinche frio.


Ya que todos estábamos bien puestos nos perdimos en medio de la multitud, recuerdo que los besos con Diana eran increíbles, se sentía cómo conectábamos nuestra energía, el roce de mis labios con los suyos era simplemente perfecto. De fondo se escuchaba “Yam Yam” de Satori ¡Gran momento! En eso llegó Valentina a interrumpir mi viaje astral:


—Goey, Ana se súper mal viajo y se echó a correr al bosque — me dijo desesperada, mientras me movía hacia adelante y hacia atrás intentando regresarme a la tierra.


Yo solo escuchaba la música de fondo y veía las estrellas que estaban increíbles. Su voz sonaba en off hasta que sentí la cachetada de Valentina.


—¡Reacciona, chinga! — me dijo Valentina en completa desesperación — te digo que Ana se me echó a correr al bosque, goey! — me repitió ya con lágrimas en los ojos.


En ese momento reaccioné y lo primero que hice fue buscar a Diana, estaba a dos pasos de mí, seguía en su viaje, bailando entre la multitud. La jale hacia mí y la tomé de la mano.


—¿Cómo estuvo el pedo? — Le dije a Valentina mientras intentaba concentrarme — ¿ya le avisaste a seguridad?


—Ya güey, pero dicen que ellos no pueden hacer nada, tienen prohibido meterse al bosque — se llevó las manos a la cabeza — ¡Me lleva la verga! ¿Qué vamos a hacer? — dijo Valentina desesperada.


—A ver, espera, hay que calmarnos, Vale — le dije mientras le apretaba la mano a Diana para no perderla — ¿En dónde están Sigmundo y Dante? — Le pregunté.


—No sé, goey, se me perdieron.


En ese momento vi mi celular, era la 1:50 a.m. Nosotros nos tomamos la pastilla a las 8:00 p.m. ¿En qué momento pasó tanto tiempo?


— No mames, son casi las 2 de la mañana — le dije súper sacada de onda a Vale.


—Sí güey, no supe en qué momento — sacó su celular y lo prendió — aparte no hay señal güey, los del staff me dijeron que es general para todos.


—Hay que ir a buscar a Ana, no hay de otra — dijo Diana quien ya había reaccionado.


—Sí, no va a haber de otra — le dije a Vale mientras seguía sosteniendo la mano de Diana.


—¡Pues ya qué! — dijo Vale — Sabía que no debíamos venir, güey — dijo mientras ya íbamos saliendo de la multitud.


Mientras caminaba, solo pensaba en qué íbamos a hacer nosotras tres solas, en medio del bosque, buscando a Ana, que también estaba puestísima. Íbamos llegando al límite del área en la que estaba el rave cuando a lo lejos vi entre los baños portátiles a Sigmundo y Dante que se estaban dando el faje de su vida.


—Ahí está Sigmundo y Dante — les dije a Vale y Diana, mientras las llevaba hacia donde ellos.


—Goey, no chinguen, ¿en donde andaban? — le dijo Vale a Sig y Dante.


Sigmundo y Dante se acomodaron la ropa mientras nos volteaban a ver súper sacados de onda.

—Perdóname, mamá — le dijo Dante a Vale — ¿Qué pasó?


Mientras Vale y Diana, le explicaban todo a Sig y Dante, yo volteé a ver al bosque y me llené de miedo, algo me decía que no debíamos meternos ahí, pero a la vez no era capaz de dejar a Diana ahí sola…


— Bueno ya, vamos a buscar a Ana — les dije mientras comencé a caminar hacia el bosque y ellos me seguían.


El frío ya estaba insoportable, sabía que por lo menos ya estábamos a 0°. Nos adentramos en el bosque y comenzamos a gritar todos “¡Ana! ¡Ana!” una y otra y otra vez.


—No se suelten de la mano — les dije a todos.


Y en eso ¡Pum! Sentí cómo me caía y comencé a dar vueltas en picada, caímos en un desnivel del bosque. Me levanté pero ya no vi a nadie, comencé a sentir un miedo inmenso.


—¡Hey¡, ¡Diana¡, ¡Vale¡, ¿En dónde están? — Grité con todas mis fuerzas llena de miedo.


Se hizo un gran silencio. Hubiera podido escucharse el vuelo precipitado de un mosquito.


—¿Sof? ¿Me escuchas? — dijo una voz que se escuchaba a lo lejos y con mucho eco — Sof, te he estado buscando — volvió a decir la voz.


Por milagro no me hice pipí, me llené de un miedo horrible. El bosque estaba llenó de neblina, no podía ver nada.


—¿Quién es? ¿Ana? — Pregunté con la voz entre cortada.


—Sof, ven, te he estado esperando — volvió a decirme la voz.


Me perdí en el eco de la voz y me desmayé, fue lo ultimo que recordé…


Desperté, estaba en el suelo entre hojas del bosque y me dolía muchísimo la cabeza, “seguro me golpeé al desmayarme”, pensé mientras intentaba incorporarme. Coloqué una mano sobre el piso para apoyarme y sentí algo… Se sentía como un suéter, sin voltear a ver seguí tocando poco a poco. “Verga, esto es una mano, ¡claro que es una mano!”, pensaba mientras seguía intentando reconocer en qué me estaba apoyando. Pese al miedo, tomé el valor para voltear y por fin descubrí qué era lo que estaba tocando.


“¡Es una persona!”, pensé, “Sí claro, es una persona”. Me acerqué más para intentar ver quién era.


“¡No mames es Ana!”.


—¿En dónde están? ¡Encontré a Ana! ¡Encontré a Ana!” — grité con todas mis fuerzas mientras escuchaba que alguien corría en mi dirección.


Llegaron corriendo Vale y Sig.


—¡Es Ana! — Les dije con lágrimas en los ojos y arrodillada con el cuerpo de Ana en mis brazos — No se mueve, goey ¿Qué hacemos? — les dije con voz entre cortada.


Sig se acercó a Ana y con las manos temblando, demostrando toda la adrenalina y miedo que traía, le tomó el pulso a Ana.


—Está muerta — dijo Sig súper sacado de onda.


En ese momento volteé a ver a Ana y mis manos estaban llenas de sangre. Ana tenía múltiples puñaladas en el área abdominal, el mundo se detuvo, no escuchaba nada, no sentía nada. ¿Qué vergas estaba pasando?


— No mames, ¡claro que no! No está muerta, goey — le dije a Sig mientras con todas mis fuerzas intentaba incorporar a Ana — Goey, despiértate, ya párate, no mames — le decía a Ana mientras las lágrimas se me comenzaron a salir.


—Ya déjala, Sof, tenemos que salir de aquí y avisar a la policía — me dijo Vale.


Vale y Sig me separaron de Ana y me levantaron del piso.


—¿En dónde están Diana y Dante? — Les pregunté, limpiándome las lagrimas.


—No sabemos, tenemos que buscarlos — me dijeron entré dientes porque el frio ya casi no les permitía hablar.


—Pues vamos a buscarlos y salgamos de aquí — les dije mientras comenzaba a caminar.


En el medio de la búsqueda les conté cómo habían pasado las cosas, que había escuchado esa voz, que me desmayé y que cuando desperté inexplicablemente el cuerpo de Ana ya estaba junto a mí, que yo sabía que quien me estaba llamando mató a Ana. ¿Pero por qué no me mató a mí? En cuanto les terminé de contar, Sigmundo sugirió que ya no buscáramos a los demás y que nos fuéramos.


—Obviamente no vamos a salir de aquí sin Diana y Dante, goey. ¿Estás pendejo o qué? — Le dije a Sigmundo.


Y en ese momento volví a escuchar la voz: “Sofia, no tengas miedo, llevo tiempo esperándote”, se escuchaba en off.


—¿La escuchan? — le pregunté a Diana y a Sig.


—¿Escuchar qué? — me preguntó Vale mientras volteaba a ver a Sig, ambos súper sacados de onda.


“Sofia, ven conmigo” volvió a escucharse la voz.


—¡La voz! ¡La pinche voz que me llama! — les dije con desesperación.


— ¡Tenemos que salir de aquí! — Nos dijo Sig a mí y a Vale mientras nos tomaba de la mano y comenzaba a caminar súper rápido.


— ¡Yo no me voy a ir de aquí sin mi novia, goey! — Le dije mientras forcejeaba con él para que me soltara.


—Goey, es mejor irnos y pedir ayuda para regresar por ellos — me dijo Vale mientras caminaba a toda prisa.


—¡QUE YO NO ME VOY A IR SIN DIANA DIJE! — Grité con todas mis fuerzas.


En ese momento se volvió a quedar todo en completo silencio. Vale y Sig se detuvieron, cuando de repente, con todo su poder, se escuchó la voz “¡¡¡SOFIAAAAAA!!!”. Volvió el silencio, escuché que alguien corrió detrás de mi, volteé lo más rápido que pude, no vi nada, quise regresar la mirada a Vale y Sig y en ese momento se puso todo en negro…


Todo está borroso, vuelvo a encontrarme en el piso del bosque, el frío y la nebliba aumentan cada vez, anunciando que se acerca el amanecer. “¿En donde están mis amigos? Tengo que encontrar a Diana” pensé. Me intenté incorporar, volteando a todos lados intentando localizar a Vale y Sig, de nuevo me encontraba sola…


—¡Vale! ¡Sigmundo! ¿En donde están? — Grité con todas mis fuerzas mientras pensaba que yo solo quería venir a bailar y drogarme con mi novia y mis amigos, ¿En qué momento me vi envuelta en todo esto?


Me detuve un momento, se escuchaba un ruido extraño cerca de mí.


—¿Diana? ¿Amor? ¿Eres tú? — dije con voz bajita, llena de miedo porque en el fondo yo sabia que no era ella.


Volteé hacia arriba a ver las ramas de un árbol enorme que estaba junto a mi y ahí estaban Valentina y Sigmund, colgados del cuello por una soga.


—¡No mames, no puede ser! — dije mientras me tiraba de rodillas al piso y comenzaba a llorar con todas mis fuerzas y desesperación.


No lo podía creer, Valentina y Sigmundo estaban muertos, ¡colgados frente a mí! ¿Qué chingados sucede? ¿Por qué me están dejando viva a mí?


—¿Quién eres? ¿Qué quieres? — gritaba al viento mientras golpeaba el piso con toda mi energía sacando mi frustración. — deja de matar a mis amigos, dime qué quieres, lo que sea te lo doy — volví a gritar.


En ese momento llegó corriendo Dante.


—¡Hasta que te encuentro! te escuché gritando – Me dijo mientras se arrodillaba para abrazarme.


Yo no podía decir ni una palabra, solo lo abracé y lloré con todas mis fuerzas. Sin decir nada le indiqué a Dante que volteara hacia arriba, para que viera los cuerpos inertes de Sigmundo y Vale, al verlos Dante perdió toda fuerza en su cuerpo y se dejó caer sobre mí, yo solo lo abracé. Dante salió del shock y comenzó a gritarle a Sigmundo y a intentar bajarlo del árbol. Como pude lo calmé y le expliqué lo que había pasado también con Ana; Dante reaccionó mal.


—¡Tú los mataste! — me dijo Dante.


—No seas idiota, ¡claro que no! — le respondí — son mis amigos, imbécil ¿Cómo los voy a matar?


—Entonces, ¿por qué has estado en todos los asesinatos? ¿Por qué solo tú has sobrevivido? — Me dijo aún con lagrimas en los ojos, en la oscuridad del bosque.


—NO SE, GÜEY ¿OK? NO TENGO PINCHE IDEA — ambos guardamos silencio y tomamos aire — tenemos que encontrar a Diana y salir de aquí.


—No, yo ya me voy — Me dijo Dante.

— Como quieras — contesté.


Ni siquiera era mi amigo, era solo la pareja de Sigmundo, por lo que realmente me daba igual. Dante comenzó a caminar, se escuchó un viento muy fuerte de la nada y en automático pensé “¿Ahora qué?”.

—¿Estás listas, Sofia? — Dijo “La voz” pero esta vez, se escuchó muy cerca.


—¿La escuchaste? — le pregunté a Dante.


— ¿Escuchar qué? — Me contestó de lo más mamón.


—Corre, ¡vete y pide ayuda! Yo voy a buscar a Diana — le dije con desesperación.


En ese momento volví a escuchar que alguien volvía a correr, rodeándome.


—¡Corre! — le volví a gritar a Dante mientras sentía cómo iba perdiendo el conocimiento.


“¡No otra vez!” Pensé mientras sentía como me desvanecía…


Cuando recobré el conocimiento ni siquiera quería abrir los ojos, me quedé acostada por un rato, todavía al fondo se escuchaba la música del rave. Mientras en el bosque había una matanza, a lo lejos había gente que se la estaba pasando poca madre, ¡las dualidades de la vida a veces son tan absurdas! Después de un rato supe que tenía que afrontar la realidad y buscar a Dante, tenía una mínima esperanza de encontrarlo vivo, comencé a caminar por el bosque sin rumbo…


A lo lejos pude ver una pequeña luz, parecía una fogata.


— ¡DIANA! ¡DIANA! — grité tantas veces como pude, no podía dejar de pensar en ella, no podía ni siquiera soportar la idea de pensar encontrarla muerta.


Seguí caminando intentando llegar a esa luz, esperando encontrar a Diana y a Dante. Vi mi celular y seguía sin señal, ya eran las 5:13 a.m, llevaba caminando aproximadamente 20 minutos y la luz cada vez se veía más grande y cerca, añoraba llegar porque el frío ya era insoportable.


— Amor, te he estado buscando por todas partes.


Era Diana, estaba parada a un costado de un árbol a 2 metros de mi, lucía completamente bien.


—¿Bebé, no mames en dónde estabas? ¿De dónde saliste? — le dije y corrí hacia ella para abrazarla.


—He estado aquí todo el tiempo, gritando tu nombre y buscándote — me dijo mientras yo la abrazaba y lloraba en su hombro como niña chiquita — ¿Qué pasa en donde están los demás?


Lloré aún más cuando me preguntó por el resto, comencé a contarle la historia… pero mientras se la contaba no parecía nada sorprendida, me miraba como si yo fuera una ilusa, como si le diera ternura todo lo que le estaba contando.


—¿Por qué no te sorprendes? ¿Por qué me ves así? — Le pregunté muy sacada de onda.


Diana solo se encogió de hombros y sonrió.


—Bueno ¿Y Dante? ¿En dónde crees que pueda estar? — Me preguntó Diana.


—No sé, debemos buscarlo — contesté.


“Sofía es tiempo” regresó la voz, “Llegó el momento de encontrarnos”.


Volteé a ver a Diana quien asentó con la cabeza y dijo — Ya escuchaste amor, te están esperando — y tomó mi mano.


—¿Escuchaste la voz? — respondí con cara de "¿qué esta pasando aquí?".


—La voz eres tú misma — Dijo Diana.


—¿Cómo voy a ser yo, Diana? No mames. ¿Qué está pasando? — le dije.


—Camina conmigo, ya vas a comprenderlo, confía en mi.

Caminamos hacia la luz que efectivamente era una fogata de como 2 metros de altura, había mucha gente alrededor de ella bailando y bebiendo, vestían todos con togas negras y el lugar estaba repleto de simbología, pero lo que más llamaba mi atención es que el lugar estaba repleto de estrellas de 5 picos.


—¿Quiénes son estos? — Le pregunté a Diana.


— Tu nueva familia — respondió.


—¿Cómo que mi nue… — No pude terminar la pregunta.


Y no la terminé porque en ese momento vi que tenían a alguien amarrado a lado de la fogata. ¿Por qué lo tenían amarrado? No podía ver mucho así es que camine hacia esa persona. Diana no me detuvo, me acerque y ¡Era Dante! Corrí a intentar desatarlo.


— No me chingues, Diana ¿Qué estás haciendo? — Le pregunté y ella solo rió.


— Yo no lo hice, lo hiciste tú — Me dijo Diana mientras intentaba apartarme de Dante.


—¡Sueltame goey! ¿Cómo lo voy a hacer yo? — le contesté mientras seguía intentando desatarlo.


Diana me abrazó y me tranquilizó — Cálmate un poco, ven conmigo, te voy a enseñar algo — me tomó de la mano y me apartó de la gente.


—Diana, neta no entiendo nada — le dije mientras sentía cómo todo el cuerpo me temblaba; ya no sabía si era de frío o de miedo.


La demás gente a lo lejos nos veía, murmuraba y se reía. Cada vez comprendía menos, solo sabía que no iba a salir viva de ahí, si ya habían matado a los demás, también nos matarían a Dante y a mi. Diana sacó el celular de su chamarra y me dijo — Ve esto — Comenzó a reproducir videos…

En el primer video estaba yo apuñalando a Ana, no podía creerlo, ¡era yo matando a una de mis mejores amigas!


— No mames, Diana, claro que no. ¿Por qué iba yo a matar a Diana? — Le contesté sintiendo algo en mi cuerpo, era extraño, no sabría describirlo, creo era satisfacción, quería ver de nuevo ese video.


—Espera — me interrumpió Diana — Te voy a mostrar otro.


Le dio play al segundo vídeo, aparecía yo con Diana y otras personas colgando vivos a Sigmundo y Valentina. Ambos gritaban rogando por sus vidas, preguntándonos a Diana y a mi por qué lo hacíamos, mientras nosotras y los demás reíamos hasta que los dejamos caer y observamos cómo se les iba la vida. Volví a sentir esa satisfacción por todo el cuerpo mientras me veía asesinando a mis amigos, no me lo podía creer ¿Cómo fui capaz de hacer eso? ¿Por qué me da placer ver esto?


—¿Qué piensas? — Me tomó la mano Diana — ¿Qué sientes? — me dio un beso en la mejilla.


—Siento placer — voltée a verla desconcertada .

— Lo sé, mi amor — me tomó de la mano y me miró a los ojos — ¿Recuerdas esa voz que escuchabas antes de perder el conocimiento? — me preguntó.


—Sí, la recuerdo — respondí.


—No era más que la verdadera Sofia haciéndose un llamado así misma, a encontrarse y a aceptarse, en este lugar todos somos como tú, no juzgamos, no mentimos, te dejamos ser tú, ser libre — me levantó y me dirigió hacia donde estaba el resto.


Diana y yo caminábamos hacia la fogata y hacía Dante, me dio un cuchillo y me dijo — Sé tú misma, mi amor — y me soltó la mano.


Los demás comenzaron a acercarse a mí, me abrazaban y me daban la bienvenida, yo solo escuchaba la leña tronar, quemándose, sentía mucha adrenalina en mi cuerpo, sentía en mi piel la música del rave que se escuchaba a lo lejos y una ganas tremendas de terminar con Dante.


Este año estamos en medio de una pandemia, pero ahora que esto pase, ¿Quieren ir a un rave conmigo?...



Por Stefani Pedroza @sigopacheca

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